miércoles, 6 de julio de 2011

Tiene o no la razón el cliente en el negocio de la psicología?

Después de un mal "chiste" en facebook de un colega y amigo, en el que decía literalmente: "jejeje la psicología es el único negocio donde el cliente nunca tiene la razón". Comencé a pensar que lo estaba diciendo en serio. Pero después de sus comentarios me di cuenta de que en efecto era un chiste.

Comencé entonces a pensar con seriedad el asunto, naturalmente fuera de facebook. Y entendí entonces que existen 3 puntos determinantes para soltar la carcajada cuando escuchas el chiste:
1. Cómo se entiende la razón?. Qué puto problema! metafísica pura, abstracciones más densas que un agujero negro, un tema en el que ni la filosofía se ha puesto de acuerdo (no es que estén para eso claro).
2. Qué es, en hechos "tener" la razón?...  madre! a que hora me metí en esto. Cómo sé quién y cuando "posee" la razón, "tiene" la razón, es dueño y señor de la cojonuda razón!?.
3. Es la psicología un negocio?. Bueno esta es fácil. Sí. Es un negocio humano, que parte de las necesidades humanas, que busca como todo negocio la satisfacción de su cliente, y que está en competencia con otros negocios.


Comencemos por el principio entonces.

La razón (culturízate con Juan):

Se entiende como la facultad de discutir, el argumento que se da para apoyar un algo, el motivo o la causa de un algo, la virtud para identificar conceptos y su coherencia, que posee el principio de identidad - de no contradicción - y de tercero excluido en un razonamiento. (Que no se diga que jugar al diccionario con la familia no te aporta). Vale, sé que no es una definición sublime, pero para los términos en los que estoy la considero suficiente para la argumentación o razón que desarrollare en esta entrada. Volveremos a la razón más adelante.

Tener la razón:

Poseerla, mantenerla a tu lado, contar con ella, tomarla de la mano mientras ella te coge el culo. Creo que no puedo ser más claro. Tener la razón es caminar con ella, como cuando caminas con tu amante de turno. Mientras tu estas interesado en tomarle la mano para después tíratela, ella esta interesada en cogerte la nalga para después no soltarte la mano. Este acompañamiento mutuo entre el ser y la razón es indisociable, es decir, no puedes separar la razón del sujeto, del ser, del ente o como quieran llamarle. La razón está en el ser. Volveremos a esto más adelante.

La psicología como negocio:

Como mencionaba arriba la psicología si es un negocio, un negocio con humanos. No es que trafiquemos personas ni nada por el estilo. Aquí hay que hacer entonces las aclaraciones del caso. La psicología tiene 5 diferentes aéreas de trabajo. La Clínica, La Educación, La Social - Comunitaria, La Salud y La Organizacional. Y lo que tienen en común es que el trabajo que se desarrolla en cada una de ellas, se realiza con personas, por personas y para personas. Estas aéreas de trabajo están intrínsecamente relacionadas. Ningún psicólogo medianamente inteligente podría disociarlas. Me explico.

En la clínica (área 1), el paciente es tu cliente. Este cliente viene o te lo remiten por cuestiones que tienen que ver con su salud (área 2), si el cliente va por su propia voluntad esta de lujo y en este caso la sociedad es la que lo ha llevado a tu consulta (área 3), pero si llega por remisión, esta remisión se hace por un profesional que trabaja en una institución con políticas claras de atención, y protocolos a seguir, que le dicen que debe ir al psicólogo (área 4), y el área 5 el área educativa, esta en vos que sos el psicólogo. Si no hubieras ido a la U este embrollo no tendría sentido. Aclaro que este es un ejemplo corto y antibobos, que va en contra de mi perspectiva pedagógica pero para los fines del argumento su claridad es útil.

Bueno, ya tenemos los tres elementos dilucidatorios del jodido chiste. La razón, tener la razón, y la psicología como negocio. Con estos elementos puede decirse entonces que; el paciente o el cliente siempre tiene la razón. Por qué?. Por que es tu jodido cliente!. Las leyes de los negocios dicen que tu cliente siempre tiene la razón. Y en ello hay una profundidad macabra. Tu cliente va con trigo por que te necesita, no por que quiere. Necesita algo que tú tienes y que ofreces. Y él, una necesidad a satisfacer. En la psicología como negocio tu cliente no te quiere a ti! quiere tu producto! y pensar que tú (como psicólogo) eres el producto, es vender algo que nadie puede comprar.

Los negocios dictan, que la oferta corresponda con la demanda. Razón por la cual existen 5 aéreas de aplicación de la psicología. Esto significa que el saber psicológico, segmentó su target en 5 grupos diferentes. 5 necesidades diferentes, 5 formas de sujeto diferentes, y exigencias de comprensión diferentes (pero vinculares). En todas ellas, en el común denominador se encuentran; El sujeto y su necesidad.

La razón entonces acompaña al cliente precisamente por que fue la razón lo que lo llevo hasta ti. La virtud para identificar la coherencia de su necesidad es lo que lo puso frente a ti. Tu paciente, tu colegio, tu grupo social, tu organización, o tu grupo de salud, están frente a ti por que de la razón partió la claridad de su necesidad. Y toda puta necesidad es un elemento tanto endógeno como exógeno!. El principio del tercero excluido nos dice que no hay otra razón, para que la razón tenga otro punto de emergencia: o es intrínseco o es extrínseco. Como sea, la razón está con el paciente, sea que este le tome o no de la mano, la razón no le ha de soltar la nalga.

Ahhhh carajo ya sé en que están pensando!. Y las psicopatologías con componentes psicóticos. La pérdida del sentido de realidad. La ausencia de coherencia en la respuesta a la realidad. ajajajajajaj, pues esta es una cuestión en medio de todo simple. Las personas con este tipo de trastornos si tienen de la mano a la razón, lo que pasa es que la razón que tienen de la mano y a ellos les tiene de la nalga habla otro idioma. No existe ningún estudio que diga que las personas con algún trastorno mental no poseen la capacidad de razonar, la virtud de discutir, la motivación para hacer algo, la habilidad para asignar sentido a las cosas. Lo que ocurre es que lo hacen con parámetros de identidad - no contradicción y tercero excluido diferentes. Y tu responsabilidad como psicólogo es convertirte en poliglota si tu paciente así lo exige!.

Llegamos entonces a la discusión tan mamona de los enfoques de la psicología. Por el respeto que me merecen, aunque nunca se lo hayan ganado, a los sistémicos los dejo fuera de este baile por default (pues no son un enfoque de la psicología aunque les duela). A los humanistas, ni me les acerco, a estos los respeto en serio por que son la base de mí argumento, un pensamiento epistemológicamente humanista. A los cognitivos mi venia. Sus pruebas y experimentos demuestran que la toma de decisión es un proceso psicológico fascinante que no puede desligarse de ningún ser humano, y en medio de su definición, caracterización y establecimiento de variables se encuentra a la razón como un pilar necesario para este proceso.

A los psicoanalistas, que es a quienes normalmente se asocia con el chiste que dio inicio a esta entrada, su reivindicación ajajajajajajaj. Ninguna persona que medianamente sepa algo de psicoanálisis se atrevería a dudar de que el paciente siempre tiene la razón. Lo que ocurre es que el proceso de cura en el psicoanálisis exige un proceso deconstructivista y creacionista. Y en este primer proceso se hace sentir al paciente que nunca ha tenido la razón en nada de lo que ha hecho con su vida. Para después poder crear con el paciente una razón tan fuerte y flexible que le permita encarar las vicisitudes futuras con SU razón. Aquí, es cuando el paciente se da cuenta de que las reflexiones más fueres, los cambios de mentalidad más bruscos, y los actos más radicales de tu vida, no son los que se dan en la consulta. Son los que se dan, cuando sales de allí.

Así es como yo lo entiendo. Y entonces, cuando así lo hago, veo que cuando soy el psicólogo. Estoy tratando con personas con razones suficientes para crear una necesidad. Con razones para pedir ayuda. Con razones para llevar a alguien a la fuerza ante ti. Con razones para estar frente a ti. Y es entonces cuando entiendo que como psicólogo no soy lo que el paciente quiere, soy lo que necesita.

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