lunes, 11 de julio de 2011

Sobre el leer y escribir.

Un acto tan humano como el leer y escribir, muchas veces no es lo suficientemente cotidiano ni lo suficientemente significativo. Por pereza, por ignorancia (no analfabetismo), por falta de tiempo, por falta de espacio, por falta de interés, por falta de plata, por falta de iniciativa o por muchas otras excusas que nos inventamos para hacerle el quite a la lectura o la escritura con el tiempo nos volvemos cada vez mas idiotas.

Aclaro entonces que no hablo de la lectura o escritura obligada. Es decir, de la lectura o escritura que nos guste o no, nos toca hacer. La relacionada con el trabajo, es curiosamente para muchos una lectura o escritura obligada. Si no la haces no te pagan, así de simple. Existen más ejemplos claro, pero cada quien dará el suyo si lo entiende y si le da la gana.

Disfrutamos de las lecturas?. qué leemos?, para qué leemos?, por qué leemos? y cómo leemos? son preguntas que echaran luces sobre si disfrutamos o no las lecturas. En el por qué leemos encontramos entonces el sentido de la motivación del leer. El qué leemos nos dice hacia donde hemos dirigido ese sentido. El para qué, nos entrega el fin que se relaciona con nuestro goce. Y el cómo, nos dice sin lugar a dudas el nivel de placer que nos da la lectura.

 En la lectura encontramos formaciones de sentido con las cuales discutimos bajo nuestros propios referentes, formas de expresión que adaptamos a nuestro hablar y por que no a nuestro comportamiento. Encontramos una faceta de otro sujeto, y con ello, una mediación artefactual, que antropológicamente nos dice que estamos siendo parte de las manifestaciones de la enculturación. En un acto tan poderosamente individual somos parte de esa amalgama mal formada a la que le decimos sociedad. Nos toqueteamos como si fuéramos en un bus lleno de pasajeros, como si cada uno de estos pasajeros fuera un capitulo, y la temática de aquel transeúnte el destino al que se dirige. En la lectura encontramos cosas que no encontramos en la cotidianidad ni en el proceso de la significancia del momento.

Ahora bien, la lectura no tiene que ser algo así pues supremamente elevado!, una obra maestra de la literatura como el Quijote (haber cuantos la habrán leído completa), o algo extasiadamente profundo (por no decir un pajaso mental) como la filosofía Heideggeriana, ni mucho menos algo católicamente pragmático como el álgebra de Baldor (a que todos hemos leído mínimo una pagina). La lectura para responder al goce, al disfrute, no tiene por que ser densa, surreal, o pragmática en demasía. Y claro que hay quienes disfrutan de estos tipos de lectura!, el nerd existe! y creo que todos llevamos un pequeño nerd dentro de nosotros, naturalmente el de algunos esta jodidamente bien alimentado y el de otros, pues nada es un enclenque. Pero el nerd también goza, a su manera pero lo hace. Para mí, el goce en la lectura esta más allá del contacto social al que me refería arriba. Está más bien, en una suerte de desprendimiento cognitivo y afectivo. Pues para ser un buen lector, debes ser capaz de entregarte al argumento del otro. Debes ser capaz de dejarte atrapar mientras lees por su formación lingüística. Desprenderte de ti. De lo que piensas y sientes al respecto, para ser capaz de acceder a la pureza de lo que lees. Naturalmente cuando terminas de leer la cosa cambia, ahí si discutes con tigo mismo los argumentos nuevos que ahora posees, accedes a las discrepancias que tienes al respecto y los debates para sacar una conclusión.

Vale, existen jijuemil formas de leer, otros reflexionan al tiempo que leen, otros escuchan música mientras tanto, otros se cabrean leyendo, otros se pierden, en fin. Este es mi escrito y doy los ejemplos que me dan la gana por eso pongo mi ejemplo de como leo.

Por su parte la escritura se me antoja como una antítesis de la lectura. Un proceso diferencial en cuanto al sentido del goce. Si en la lectura el goce está en el desprendimiento, en la escritura está en el atrapar, el captar, el agarrar, el atraer, el acercar al otro. Es una forma de iniciar la vinculación. El primer paso, aquel en el que con experticia o no intentamos con hechos un contacto con el otro. Este contacto que ahora se ve multimediado por las redes sociales, es en principio una consecuencia del sentido del goce en la sociedad; esa puesta en escena del sujeto y su deseo inician gracias a la potencia del "querer al otro".

Del leer y escribir tenemos entonces las complementariedades propias del caso: la del desprendimiento y la de la atracción. Me atrevería a decir que estas complementariedades son requeridas en todo aquello que disfrutamos y que nos hacen crecer; la amistad, el amor, el trabajo, la economía, y la intelectualidad. Leer y escribir son partes definitivamente interesantes en estos aspectos pues nos dan cabida a la emergencia de nuevas comprensiones de dichas situaciones y por que no, a nuevas formas de ser y hacer en ellas.

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