jueves, 29 de septiembre de 2011

La pata ortopédica. De donde proviene la locura.

Cuando pensamos en la locura acudimos normalmente a aquello que consideramos fuera del rango de lo cotidiano; estadísticamente hablamos de lo que está en los extremos de la campana de la medición de un comportamiento. Sin embargo la locura no es tal cosa.

En lo personal he escuchado muchas veces "estás loco" o "eres un loco" o "te volviste loco", pues bien, pienso con firmeza que algo como eso solo puede venir de una persona enteramente normal. Y que asume que todo cuanto hace guarda los parámetros de la normalidad, obviando el hecho, de que la normalidad es una ilusión socialmente construida y culturalmente legitimizada.

La locura se encuentra vinculada profundamente con lo que reprimimos. Con todas aquellas cosas que se convierten en inconscientes cuando no las realizamos, y regresan en forma de síntomas a patearnos el culo y recordarnos, que lo no realizado constituye por lo menos el 70% de nuestros motores de acción. Para acceder a la locura, necesitamos diferentes estrategias y tácticas.

Una cosa es pensar y otra sentir:

Aunque si bien es cierto el conocimiento y la pasión son indisociables, en lo que respecta al pensar y el sentir, que son niveles de intensidad diferentes a los primeros, es posible distinguir uno de otro. El pensamiento es claro, conciso, concreto, util, funcional, analitico y direccional. Cuando aparece una duda o confusion en el pensamiento, es cuando algo hace falta para que dicho pensamiento sea operativo, es decir cumpla con su función. Cuando pensamos somos capaces de interpretar, argumentar y proponer esto exige que las caracteristicas antes mencionadas esten completas, cuando surgen dudas o confusiones en el pensamiento, una o varias de las caracteristicas tiene errores o faltas.

Por otra parte el sentimiento es difuso, denso, complejo, afuncional y multidireccional. Pero paradojicamente sabemos lo que son, no en terminos del porqué, sino del qué. La pregunta que nos lleva a cometer errores con respecto al sentir es precisamente el "porqué siento?", y esto es lo que con mayor frecuencia hacemos, porqué siento esto en ésta situación y no en otra, por qué me pasa con esta persona y no con otra, y así. Las dudas o confusiones no existen en el sentimiento, pues al carecer de funcionalidad no tienen un objetivo que perseguir más que el de expresarse, por ello la multidireccionalidad.

Cuando el pensamiento interviene en la ilusión de la clarificación de un sentimiento, no ocurre otra cosa que una suplantación del pensamiento sobre el sentimiento; dandole a este segundo caracteristicas del primero. Es decir: a la manifestación del sentimiento se le da una dirección (hacia allá, hacia esa persona), a su densidad se le da una utilidad (será el soporte de la dirección), se le otorga una función (para sentirme bien o mal), esta caracterización del sentimiento por parte del pensamiento lo fragmenta y ensombrece.
Debo hacer claridad ahora, con respecto a que no es un sentimiento aquello que no entendemos o nos produce dudas sobre nuestros actos, esto ocurre por que la dirección del pensamiento esta superponiendose a la multidireccionalidad de ese sentimiento.

La locura puede hacer estas distinciones, con una agilidad impresionante, y le permiten liberarse del yugo de la nostalgia y la culpa, le permiten satisfacer las necesidades del pensamiento y gozar de la manifestación del sentimiento.

El autoengaño y la satisfacción de los otros: Cuando nos borramos a nosotros mismos.

En el autoengaño existe un objetivo claro, evitar el dolor. Sin embargo, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Esto significa que nos guste o no en algun momento sentiremos dolor y si no lo hemos sentido, ya tendremos la oportunidad. En cuanto al sufrimiento, este se da cuando enmascaramos eso que nos duele para intentar minimizarlo; si lo consigue preocupese pues le pasará cuenta de cobro en el momento en que menos se lo espera. El autoengaño entonces cumple una función social a la que llamamos madurez. Cuando maduramos comenzamos a sincerar nuestras mejores habilidades sociales para los otros y comenzamos a engañarnos a nosotros mismos, suponiendo que podemos disfrutar del otro modificando lo que somos.
Este error lo hemos cometido todos, sino le ha pasado no se preocupe ya le pasará, con un amigo, una persona que le gusta, su pareja, sus papas, su familia o mejor aun, con un completo desconocido. En la satisfacción de los otros, el mantener contento a todo el mundo, el sentirse aceptado, la comodidad con un vinculo cualquiera que este sea, oculta un profundo miedo a satisfacerse a sí mismo en la misma medida que se aspira satisfacer a los demas. Comenzamos derrepente a borrarnos a nosotros mismos y entramos a jugar con lo que quieren los demas, nos ponemos tantas caretas o maquillaje como se nos pide; pero éste no es el problema, el problema es que olvidamos retirar ese maquillaje y esa careta, y comezamos a hacerla parte de nosotros. Al principio podemos distinguirla, sabemos que está ahi, cuando dejamos de verla es cuando ingenuamente pensamos que hemos cambiado, pero las personas no cambian. Un cambio supone una aceleración, en la misma dirección y en el mismo sentido, eso es lo que hacen las plantas, no se usted, pero yo no soy un vegetal.
La locura entiende que el autoengaño es necesario para el desarrollo social de la persona, que a los otros debe satisfacerceles, pero nunca por completo, y jamas a costa de aquello que desea para sí misma. La locura entiende que todos incluso ella se proyecta en los otros. Es decir, pone elementos que son suyos en otras personas para poder generar empatia, para poder comenzar un contacto con un otro.

La locura tiene miedo.


En el miedo reside un potencial de acción que no se encuentra con facilidad. El miedo deviene en muchas ocasiones de aquello que no se conoce, en otras de las consecuencias de nuestras decisiones, en otras del negarnos a aceptar que queremos algo y en otras tantas sencillamente es cuestión de supervivencia social. En estas situaciones de estrés (todas lo provocan), es cuando se juegan las mejores cartas. Cuando se armonizan nuestras mejores habilidades emocionales, cuando lo más agudo de nuestras astucia hace presencia y cuando damos a la palabra "hechos" su práctica más potente.
La tensión que provoca el miedo, cualquiera que este sea, radica en las contradicciones. Esa es su fuerza primaria, su más grande motor para hacer de nosotros seres de actos significativos. Debemos decidir, a ello nos fuerza el miedo, a crear una avalancha de puntos de vista sobre los cuales elegir.
La locura tiene miedo constantemente.

Esta entrada nació de una locura.

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