miércoles, 21 de septiembre de 2011

Juancho...Estamos embarazados!... qué vamos a hacer?

-Hijueputa! pero cómo!?, bueno, eso ya sé, quiero decir, qué fue lo que paso?. No pendejo eso tampoco!. Me refiero a... pa que coño sirve el caucho entonces?(monologo mental)- Mientras pasa por mi mente cualquier cantidad de pensamientos absurdos, trato de asimilar el golpe, sencillamente ubicarme lo más rápido posible para reaccionar ante esa afirmación- "Juancho, estamos embarazados!", y la pregunta más compleja que me han planteado en mis 27 años, "qué vamos a hacer?".

15 días antes.

               Salgo escabullido de la casa de mis abuelos a verla. Hace poco la conocí, tenemos pocas cosas en común pero aun así hablamos bastante; es una mujer de muy buen humor, de esas que te botan un chiste sin avisar y provocan que respires el café caliente que estas tomando. Podría decir que es casi hiperactiva, pues con dificultad se queda quieta, cambia de tema constantemente, lo observa absolutamente todo, y hundiendo las gafas hacia sus ojos pregunta "puedes pensar en al menos dos razones para que una persona haga eso?". Es antropologa, una de esas niñas criadas por un par de padres hippies formados en ciencias sociales que le dieron libertad para hacer lo que le venga en gana con tal de no provocarle un trauma, o quizá, por que la iluminación de algún gurú de los 70´s les dijo que no importa lo que haga, no le digan que no. Es lo que algunos llaman un espíritu libre. Un espíritu libre de 1.65mts, con cara risueña y tierna, tez blanca, risos negros, grandes ojos cafés, mejillas coloradas, una gota de nariz, y estructuralmente, hablando desde la antropología: una "recolectora".

             Voy afanado por que voy tarde para variar, comienzo a caminar en sentido contrario al de el bus que debo tomar para llegar hasta donde hemos quedado vernos -como si eso hiciera que pase más rápido-. Me subo al condenado bus. -Típico, de pie, dos horas de camino y en colectivo; dándome en la cabeza con el parlante del techo cada vez que salta por un hueco la hijuemadre chatarra, escuchando vallenato solamente por mi oído izquierdo, pues el derecho está ocupado participando de la conversación de dos señoras que podrían perfectamente, reformar la ley 100 y de paso el sistema de atención médica en las EPS. Me bajo y esquivo con suerte darle con la frente al marco de la puerta del colectivo. Ella está en la esquina en la que me deja el bus, camina con pasos cortos hacia mi y me dice -Sabias que la impuntualidad es un mal que desarrollamos como consecuencia de las guerras?. No puedo evitar reírme -Perdón, es un mal de familia, es que mis tatarabuelos participaron en la segunda guerra mundial-, ella se ríe con migo y enseguida señala el lugar al que vamos.
             Nos sumergimos en colores de arriba a bajo. Ejercitamos los ojos más de lo que normalmente lo hacemos, cruzamos pocas palabras. Nos hacemos el uno al lado del otro, me agacho un poco para ver como ve ella, nos damos la espalda para mirar otros horizontes, nuevamente nos encontramos sonreímos y regresamos al juego de observar sin hablar, una que otra mirada encontramos el uno en el otro, hasta que regresamos al punto en que comenzamos. Es hora de salir de la galería.

            -Y ahora sabes para donde vamos verdad?-, pregunta con voz tranquila. -Pues vamos a almorzar no? yo tengo un hambre salvaje, tu tienes hambre?, -Si, quiero comer harto, a donde vamos? por aquí no conozco donde comer. -Yo si, aquí cerca quedan las Juanas-. Mi sentido de la distancia no es muy bueno que digamos, creo que caminamos bastante, y hasta nos insolamos, pero eso también hace parte del paseo no?. Deliciosa la comida, devoramos dos cazuelas de mariscos que parecían no tener fondo, mínimo tres vasos de limonada con panela, arroz, plátano, carimañolas, ensalada y claro está el confite que acompaña la cuenta.
            Vamos caminando despacio, con la barriga por delante y en silencio. Necesitamos estar concentrados para no tropezarnos y caernos por la pendiente que aunque no supera los 4 grados de inclinación, podría hacernos rodar y rodar. -Jajajajaja!! la escucho reír estrepitosamente sin estimulo alguno. -Dónde está? cuenta! dónde lo viste? pregunto afanado. -Ayyy quién? cómo así? responde mientras sigue riéndose. -Como quién? el enano en la cicla de una sola llanta haciendo malabares con machetes! ese del que te estas riendo-. Respondo mientras insisto que lo señale. Jajajajaja ríe nuevamente -Noooooo ningún enano, es que nos veíamos muy chistosos con hambre y ahora almorzados nos vemos más chistosos-. -Ammmm vea pues-. Es lo único que consigo articular ante semejante desproporción.

            Seguimos caminando, vamos a pasar un semáforo en verde (para los carros), pero antes de que de el segundo paso, me coge del brazo y me regresa. -Esperate, o es que tienes afán? pregunta con calma. Cuando me doy cuenta estoy frente a ella, yo en la calle y ella sobre el anden, estamos muy cerca. Se ha quedado mirándome, de  hecho creo que fui yo quien se quedo mirándola. Sin musitar palabra, solo veo como parpadea, puedo ver sus ojos a través de las gafas. Levanto lentamente la mano y se las quito. Hace una mueca y trata de evitarlo. No lo consigue. Me rodea el cuello con sus brazos y se acerca rápido, -Y si sólo me dices que quieres besarme?-, me susurra al oído. -Solo dime que quieres que lo haga-, respondo con tranquilidad. Una cosa lleva a la otra, la otra a la otra y hacemos y deshacemos, componemos y hacemos ruido, simplemente pasa lo que quisimos que pasara.

            Salimos más cansados de lo que entramos, bajamos las escaleras en silencio, no cruzamos más de un par de miradas, ella toma mi mano y se acerca, seguimos en silencio. Tomamos camino para embarcarnos en los buses que nos han de regresar a donde todo comenzó, nuestras respectivas camas. Las palabras pasaron a otro plano, solo nos miramos, sonreímos de a poco, hacemos muecas, ella me propina un "gato", yo le pellizco la nalga, nos reímos nuevamente. A lo lejos puedo ver que viene su bus, pero no le digo nada. Pasa sin que lo note, viene el mío, -Yo espero a que pase tu bus-, le digo, responde con la cabeza y esperamos. Pasan los buses, pasa el viento frió de la noche, nos acercamos para calentarnos un poco. Pasa su bus, nos despedimos y sonreímos una ultima vez, luego pasa el mio, me monto, pago, me siento y quedo inconsciente en la silla. Me levanto un poco después de mi destino, así que me incorporo de un brinco, timbro y me bajo. Tengo que regresar cuatro cuadras para llegar a mi casa. Prendo un cigarrillo mientras tanto, y me dispongo a caminar. Termino el cigarrillo antes de llegar a la casa, abro la puerta, entro rápido para no contestar preguntas, subo a mi pieza, me desvisto y me meto a la cama.

              Pasa una semana desde ese día, la he llamado pero no me contesta, no la veo conectada, así que no insisto más. Me dedico a mis cosas. Blogueo sobre el mes del amor y la amistad, tuiteo intermitentemente, entro al face a jugar, sigo con mi ritmo de lecturas, hago papeleos interminables, llamadas, me alimento, fumo, duermo, escucho música, toco el cuadro que no quiero terminar, veo películas, salgo solo, y así, procuro buscar algo diferente que hacer. No siempre lo consigo pero bueno, quien lo hace?.

Hoy.

                Tres llamadas perdidas? a las 7:34am? alguien definitivamente me odia. Menos mal mantengo el celular en silencio. Reviso quien ha llamado y oh! sorpresa, era ella. Ha dejado también un mensaje de voz, "Juan tenemos que hablar". Maldita sea! (se que todo hombre que lea esto hubiera pensado lo mismo que yo al escuchar esas palabras). Le regreso la llamada, cuadramos hora y lugar para "hablar", le pido que me adelante algo a lo que se niega diciendo, "esto no es algo para hablar ni por teléfono ni por chat, te veo y hablamos". Ayyy me van a echar!... tic tac tic tac... momento! pero no somos novios!, Ayyy me van a pedir el cuadre... tic tac tic tac... momento! pero yo no quiero novia, Ayyyy me va a presentar con la familia... tic tac tic tac momento! y si los hippies me odian?... Guevón! mejor dejo de pensar pendejadas, puede que de verdad solo quiera hablar.

                  Lugar y hora acordados. Nos saludamos, tomamos asiento, pedimos algo de tomar, y sin precalentamiento suelta la bomba. -Juancho estamos embarazados, qué vamos a hacer?-. -Estás segura?- Balbuceo ante el shock, -Si, ya me hice la prueba dos veces, no creí que algo así nos fuera a pasar pero ya ves-, lo dice con una tranquilidad impresionante. Comienzan a pasar imágenes por mi mente como si fuera una cinta de vídeo antigua, se mezclan con lo que pasó esa noche, palabras, sonidos, aromas, sensaciones, todo está junto. Tengo que pensar rápido, uso mi concentración para articular las palabras, le tomo la mano y le digo: . -Ahora los dos lo sabemos, me diste a entender que no estaba entre tus planes algo así. Solo quiero preguntar que has pensado que podríamos hacer?, pero ya que tu preguntaste primero, considero que la responsabilidad es de ambos, y como bien lo has dicho "estamos" embarazados, y somo responsables de esa vida en camino, tú turno-. Hago un silencio, no suelto su mano, reclino mi cuerpo hacia ella y me quedo mirándola. -No sé que decirte...-. Sus ojos comienzan a llenarse de lagrimas, me aprieta la mano y se recuesta sobre la mesa, su respiración me dice que no está pensando con claridad. Yo tampoco lo estoy haciendo muy bien. Tomo la silla, la pongo a su lado, me siento y la abrazo. Espero a que se tranquilice, no digo nada. Estoy buscando la manera de organizarme cognitiva y emocionalmente.

Ser padres hoy.

                  Un niño es una responsabilidad enorme, tal vez, tan grande que desborda en muchos sentidos lo que una persona sensata pueda hacer con respecto a la crianza y educación de un ser vivo. No me imagino como padre, los niños me asustan. Bueno, no tanto como me asustaban antes, pero aun lo hacen, me siento extraño. Sé que no quiero ser un psicólogo para mi hijo, pero aveces creo que no soy lo suficientemente competente como persona para ayudar a otra a ser ella misma. Tengo claro, que no puedo vivir mi vida a través de la de mi hijo, que no puedo vivir su vida, y que solo estoy para acompañarlo en el proceso de su toma de decisiones. Entiendo que aprenderá muchas cosas de mí, y por muy malo que esto sea, sé que lo que mejor puedo enseñarle es a formar su propia perspectiva de las cosas, de manera que lo que aprenda de mí pueda descartarlo.
                 Sé que con un hijo vienen muchos temores de padres, qué hacer, qué no hacer, por qué hacer esto o lo otro, estaré haciendo bien con esto?, está bien que vea televisión? qué programas? lo llevo a cine? a que películas? lo pongo a temprana edad en el colegio? o dejo que crezca un poco?, colegio publico o privado? cómo voy a mantenerlo?, que calidad de vida puedo ofrecerle?, cuánto de mi tiempo puedo dedicarle?, voy a difuminarme por cuidar de él?, como voy a verme a mí mismo ahora que tengo hijos?. Sigo siendo yo o ahora soy yo "el padre"? qué cosas van a cambiar ahora?, Saltan y saltan preguntas todo pasa por mi mente a una velocidad alucinante.
                 Los niños no vienen con un manual de instrucciones, hay que descubrirlos de a poco, si ellos aprenden de ti es normal que tu aprendas de ellos. Así que por qué no aprender juntos?. Pero aprender qué?, a vivir?, a ser?, que me enseñe a ser papá? y yo enseñarle a ser hijo?. No considero poder responder ni siquiera a tres de estas preguntas. O dudas o miedos o como quieran llamarlas, solo sé que tengo miedo, pero sé también que tengo una responsabilidad y no pienso esquivarla.
Creo firmemente que el miedo fue lo que nos hizo evolucionar. Pero no sentirlo, sino ser capaces de afrontarlo y hacer de el un motor para conseguir lo que deseamos. Aquel que no ha sentido miedo no ha vivido.

De regreso a la mesa:

              -No sé que hacer!, dime algo Juan por favor no te quedes callado, dime qué hago?-. Entre el llanto y el desespero que se había apoderado de ella (y de mí) logró incorporarse. Me abrazo, y se echó a llorar nuevamente. -Cuando ya no puedas llorar más, puede que sea hora de que hablemos... Tal como me dijiste, era algo que no se podía hablar por chat o por teléfono, así que cuando quieras, estoy dispuesto-. Uta madre! se me salió el psicólogo sin querer, pero no sabia que decir, así que agradezco ese reflejo cognitivo. Después de que dije eso se quedo callada, el llanto paro, se normalizo su respiración, se secó las lagrimas, y volteo a verme. Ayyy jueputa la cague!? tenia la mirada asesina, no tenia que decir nada, podía sentir su odio hirviendo al máximo dentro de ella; supe que en cualquier momento sentiría una cachetada, o dos, o un mordisco, o un botellazo en la nuca o algo... Momento! eso era!, lo que tenia era rabia, y no sabia como sacársela de adentro, no podía pensar por que estaba atascada conteniendo la rabia que sentía. Antes de que me diera con algo atine a decir: -No me mires así, no es con migo con quien tienes rabia, ni se te prendió la antorcha de la ira por lo que dije. Qué es lo que te molesta?... ahí comenzó la charla, ya en serio. Sobre aquello que me había dicho teníamos que hablar, hablamos. Estuvimos desde el atardecer hasta la noche, tomamos mucho café, mucho jugo, comimos, fumé, nos desbaratamos y nos rearmamos el uno al otro más de una vez.

Ser padres o ser pareja?:

                Ser las dos, seguramente es la respuesta más sensata, el apoyo del uno al otro como padres y como pareja... jueputa no sé! esto si me confunde, creo que lo cambia todo, no estoy seguro. Puede que no, que afiance los sentimientos que existen. Pero en mi situación?, nosotros no somos pareja, no somos novios y no somos amigos, calificamos el uno al otro como amante ocasional, compañero de risas, y ultimo pase para salir del desparche. Eso es una pareja? o un amigo? o un novio?, mmm no, verdad?. Comenzamos a pensar en esto después de tomar la decisión de hacernos responsables del bebe.

               -Y nosotros qué?- fue lo que le pregunte, -Eso no sé como respondertelo, es como difícil no crees, el  hecho de que vayamos a tener un hijo no significa que tengamos que casarnos ni nada por el estilo, es que uno no debería creer que por que va a ser mamá el resto del mundo se acabo. Yo no quiero que eso me pase, quiero seguir haciendo las cosas que hago, seguir siendo quien soy y ya, que nuestro hijo aprenda a ver las cosas así como son, que sus papas no se casaron por la culpa que les genero haber quedado embarazados. Eso no significa que no quiera este bebe, o que lo considere un error en mi vida, simplemente hay cosas que no podemos controlar del todo, quiero a este niño, mucho, y no quiero que su vida familiar sea un espectáculo ni una mentira. Creo que eso sería más cruel, tener que armar un circo perfecto para que crea que sus papas son como el resto del mundo, que las cosas siempre tienen que ser así como dice la mayoría de las personas, eso es obsceno.
                Es más sano no mentirle y no fingir entre nosotros algo que no somos. Seguramente algún pendejo dirá que el niño necesita una familia, que necesita experimentar la seguridad del hogar, que necesitará un modelo de lo que es una relación, que se va a sentir como un error en nuestras vidas, o no?-. Muevo levemente la cabeza en señal de que le estoy escuchando. -Pues ese pendejo es un completo miserable! y un incompetente social, y un incompetente como padre y como ser humano!. Es cierto que no nos conocemos mucho pero creo que mientras nos tenga a los dos como padres podemos enseñarle cualquier cosa de manera que pueda ver las cosas con sencillez, con humildad, con inteligencia, que pueda sentirlas, que de verdad aprenda, no que imite lo que ve y se monte en la ilusión de que lo que ve en otros es lo único que existe o es la única forma de hacer, pensar o sentir, no te parece?-.

              Mientras le escuchaba decir esto mi cara se iba transfigurando de a pocos, creo que termine con los ojos abiertos de par en par, sin parpadear, con la jeta abierta y seguramente con una cara de idiota asegurada. Y yo ahora que le digo? que estaba pensando que nos fuéramos a vivir juntos? y buscáramos la forma de organizarnos? que estaba pensando que podemos ser lo que el bebe necesita, unos padres?, que le digo? que me siento como la mujer desesperada del paseo, y que ella viene siendo el macho cabrón que no quiere ni verme después de haberse acostado con migo?, Mierda!!!!! está claro que no estoy pensando con lucidez, que esto me esta afectando bastante, necesito clarificarme. -Concuerdo en algunas cosas pero no en todas, sabes, se que te reirías y me creerías loco si te digo lo que estaba pensando, cosa que igual voy a hacer, pero primero quiero fumarme un cigarrillo, creo que hoy dejaré de fumar.

Los últimos cigarrillos.

              Salimos del lugar. Hace mucho frió afuera, el viento se escurre entre la ropa y hace que que todo mi cuerpo tiemble. Me confundo tal vez y creo que es el clima, o lo que está ocurriendo. Busco entre mis bolsillos la cajetilla, la abro, miro hacia adentro y contemplo un momento los cuatro cigarrillos que quedan. Un vicio que intenté muchas veces y con muchas buenas razones dejar, y que me venció, una y otra vez, se enfrentaba ahora a algo mucho más poderoso que mi instinto autodestructivo. -Por qué vas a dejar de fumar Juancho?-, preguntó mientras cerraba el cierre de su chaqueta y se acercaba a mi. -Por mí. Esta vez, quiero dejarlo por mí. No me mal entiendas, no es egoísmo, una vez alguien que nunca se equivoco en lo que pensaba de mí, en lo que me pronostico y en lo que me dijo ocurriría con mis vicios, me dijo que dejaría de fumar por alguien algún día, me hubiera gustado que se equivocara en otras cosas pero nunca sucedió, ésta vez, voy hacer falle. Se acerca más y me abraza, yo hago lo mismo, nos quedamos un momento así, como congelados, puedo sentir como late su corazón mientras tengo la mano en su espalda, está tranquila nuevamente. Yo en cambio estoy ansioso, me sudan las manos, no consigo normalizar mi respiración, me siento acelerado.
               El abrazo termina. Tomo uno de los cigarrillos y lo prendo. Primera bocanada, profunda, como si fuera la ultima, exhalo como si fuese un suspiro. -Nos sentamos?-, me pregunta mientras señala la silla. Está congelada, el concreto en la noche parece hielo. Sigo fumando sin decir palabra, volteo a verla y está allí sin hacer mayor cosa, nunca la había visto tan quieta. Estoy enternecido. Para cuando me doy cuenta he terminado el cigarrillo. Tomo el otro rapidamente y lo pongo en mi boca, lo enciendo y aspiro con fuerza, regreso mi mirada hacia ella y sigue allí, voltea, me mira y sonríe, se acerca un poco y dice. -Tranquilo solo quiero acompañarte, estar aquí cuando los termines. -Nunca me dijiste si te molestaba que fumara-, le digo mientras dejo que el humo se escape mientras hablo. -Acaso importa si me molesta?-. Responde clavandome la mirada, como queriendo meterse en mi cabeza para saber como voy a contestarle. -Creo que sí...-, musito esquivándole la mirada. -Por qué no me preguntaste si me molestaba entonces?-, -No quería que dijeras que si-. -Hubieras dejado de verme?-, -Si, creo que por eso no pregunte nada-. -Gracias por no preguntar-. Es lo ultimo que dice. Termino el segundo. Tomo el tercero y contemplo como se va quedando vacía la cajetilla. Me salta la idea que alguna vez escuche de que las personas que no tienen vicios con dificultad son personas virtuosas; no hablo de los vicios de consumo, hablo de la repetición de los actos que permitimos que nos dominen, esos actos a los que le entregamos nuestra libertad, hablo de los limites que le hemos puesto a esta libertad para hacernos más conscientes de que podemos restringir lo único que solo nosotros podemos quitarnos.
                Para cuando termino el cuarto cigarrillo, estoy tranquilo. No tengo frio, ella sigue ahí, ya no me siento embotado. Le pido que regresemos adentro. Me tropiezo subiendo el desnivel, casi me caigo. Me gustaría que la torpeza se fuera con el cigarrillo que acabo de dejar.

Cerramos a las 12.

              Tomamos asiento nuevamente. Pedimos jugo y hamburguesa, tenemos mucha hambre, es obvio que después de más de cinco horas hablando, llorando, peleando, discutiendo, y poniéndonos de acuerdo tengamos hambre. Retomo la conversación. Le cuento mi perspectiva sobre el ser padres o ser pareja, le hago saber mis miedos al respecto. Exponemos nuestras virtudes como personas con respecto a lo que es tener la responsabilidad de un hijo, y hacemos lo propio con nuestros defectos. Comenzamos a ratificar y corregir lo que pensábamos el uno del otro e intercambiamos experiencias, sueños, ideales y cosas que queremos para nuestra vida. Comienzo a sentir que comparto muchas cosas con ella, y también que discrepamos en muchísimas otras, somos bastante diferentes, y eso me gusta. La conversación no pierde su seriedad, pero comienza a tomar un color mucho más cálido, más amable, menos nostálgico y sin darnos cuenta estamos hablando de nosotros, no de tú y yo, sino de nosotros y él o ella.

               Se acerca quien nos atiende y nos dice que cerraran en 15 minutos. El tiempo que resta para que sean las 12 de la noche. Hemos hablado mucho, los acuerdos y desacuerdos están sobre la mesa, comenzamos a conocernos mucho más a profundidad. Siento una agradable sensación de tranquilidad. Hey, no me mal entiendan, eso no significa que haya asimilado por completo la situación, pero me siento bien. Puedo ver que ella es una gran mujer, y que yo no soy tan mal tipo después de todo.

              Salimos, la acompaño hasta su casa, saludo a sus padres y me despido. Hablaremos con ellos hoy en la noche, y con los míos el jueves. Tomo un taxi a mi casa, entro con sigilo, subo a mi cuarto, prendo el computador, abro blogger y comienzo a escribir está entrada, acudo a  lo mejor de mi memoria, que aunque muchos creíamos que no es muy buena me doy cuenta de lo contrario. Redacte todo esto a una velocidad impresionante, no sé si pueda dormir ahora que estoy terminando, pero quisiera conciliar un sueño que me permita reponer tanta energía como me sea posible. Aun tengo muchas cosas en que pensar y muchas más para sentir por decirlo de alguna manera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario