jueves, 3 de diciembre de 2015

Usted y yo no nos llevamos bien.

Su relación conmigo está basada en mí estado de ánimo, el utilitarismo que puedo desplegar hacia sus cualidades y la tensión somática que usted me produce.

No acostumbro a tomar café, aunque en mi país eso es visto como algo poco común. Colombia produce uno de los mejores cafes del mundo según se dice y aún así ahora no soy capaz de tomarme las entre 2 y 6 tazas que en promedio se toman aquí, aunque no siempre fue así.

Lo mío con el café es complicado, trabajé con la rama judicial 7 años y en ese medio el café es tan necesario como respirar. Aprendí a tomarlo, entre 4 y 7 tintos diarios. Un café de greca, amargo, con mucho sedimento, fuerte y atocigante, como el ambiente de ese lugar de trabajo. Para esa época estudiaba, en la noche, de modo que la ingesta prolongada y seguida del café me mantenía en línea; despierto y ansioso para las clases en la noche. Sin embargo me daba cuenta que fuera de ese ambiente laboral y educativo, la ansiedad y la manía que me producía el café no solo no eran utiles sino que eran una carga.

Para mí la cosa es también muy corporal: una taza de café es suficiente para que tarde mucho más de lo que normalmente tardo en dormir; la sensación de ansiedad generalizada que nos obliga a hacer cosas, cualquier cosa, es muy molesta cuando tienes tendencia a tomarte tu tiempo para hacer lo que sea que quieras hacer y no solo hacerlo por hacerlo; está también que generalmente el café no se toma solo y yo -que no tengo ese chip de la charla amena y chicharachera-, producto de la ansiedad comienzo a hablar babosadas, tonterías, lo que sea... me siento forzado. No es agradable que una persona como yo que suele tener un umbral de estimulación muy bajo (es decir, que cualquier cosa me estimula, física o mentalmente) tenga esa carga extra (de auto-estimulación) que produce la cafeína.

Ahora, no todos tenemos la tendencia al acto instantaneo o la satisfación inmediata, a algunos nos gusta tomarnos el tiempo de disfrutar las cosas al hacerlas, no somos perezosos y no somos lentos, somos pacientes. Esa cultura de lo precoz llega a ser molesta y esto tiene todo que ver con el café, es una bebida que representa esa cultura de la inmediatez y el acelere, aunque no está sola, esas bebidas energizantes y todas las pastillas para "activar" son eso, parte de esa cultura tan común hoy en día.

Y bueno, pues eso, ahora imagínese que a una persona como yo la invitan a tomar café...

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Qué hay antes de la violencia de género?.

Decía Lacan, que amar feminiza, y que por eso el amor es muy cómico en el hombre, pero que si se deja intimidar por el ridículo, es que tal vez no está muy seguro de su virilidad. Hoy que es el día internacional contra la violencia de género, éste pensamiento es supremamente pertinente, pues la violencia de género, tiene mucho que ver con el malestar de las relaciones entre lo masculino y lo femenino y las patologías de los vínculos afectivos.

La ONU define la violencia de género como: todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad ya sea que ocurra en la vida pública o privada (...) se conceptualiza la violencia como la coacción física o psíquica ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto determinado. ¿Qué no es violencia de género entonces? puede ser la primera pregunta irrelevante que puede hacerse después de leer la definición, y aún así no deja de ser pertinente. La referencia al prejuicio "sexista" no es suficiente para enmarcar la violencia de género, pues si prestamos atención mucho de lo legal y legitimizado gira al rededor de dicho prejuicio, la publicidad puede dar cuenta de muchos ejemplos, recordemos como nos promocionan la cerveza, los productos de aseo para el hogar... la violencia de género se materializa con el prejuicio sexista, pero es incluso anterior y es lo que le da origen a éste.

Qué puede ser anterior a un prejuicio? pues bueno, solo un imaginario, y solo puede ser anterior a al prejuicio por que se forma en un intento por comprender. El imaginario no es un antagonista de la realidad, es de hecho un precursor de ésta. Psicoanalíticamente hablando, el imaginario es uno de tres registros de lo psíquico. Socialmente hablando el imaginario es una amalgama de representaciones, deseos y afectos que circulan en lo social. De modo que compartimos, entre lo individual y lo social el estatuto de lo imaginario, sin que esto quiera decir que lo social y lo individual son cosas diferentes, técnicamente devienen el uno del otro.

Ahora podemos preguntarnos qué tipo de imaginarios circulan en el individuo y la sociedad que dan lugar al "sexismo" y posteriormente permiten la manufactura de la violencia de género?...  Sería coherente comenzar por lo básico, la distinción entre lo masculino y lo femenino. Cuál es la diferencia?... si la respuesta está atada a una característica fisiológica ya estamos hablando de un prejuicio. Eso se llama sexo y técnicamente no son masculino y femenino, son macho y hembra. Cuando hablamos de lo masculino y lo femenino no hablamos del cuerpo hasta tanto no hayamos hablado de sus formas de placer, ésto significa que a lo masculino y a lo femenino se llega, lo que implica que son una construcción y como tal son un proceso psíquico y social de hacer contacto con el otro.

Podemos hilar entonces sobre esa construcción y pensar lo naturalizado que tenemos la violencia de género:

-El hombre propone, la mujer dispone
-Los hombres no lloran
-Lo femenino es sinónimo de debilidad
-Hija, a usted tienen que atenderla
-Hijo, usted es el proveedor de la relación
-Lo masculino es sinónimo de agresividad
-L@ cel@ porque l@ quiere
-Si ella se maquilla es superficial, sino lo hace es descuidada
-Si ella no usa aretes es un niño
-Si dice directamente que quiere sexo es una puta
-Si dice que no quiere sexo es frígida
-Si es madre soltera es inservible para una relación
-Si es soltera después de los 32 la dejó el tren
-Las mujeres no saben manejar
-Es normal que ella llore, es mujer
-Si no le hace show es por que tiene otro
-Los cambios emocionales son normales en las mujeres, por eso son mujeres
-Si se separan los hijos tienen que quedarse con la mamá que es la que los quiere y la que los parió
-Las mujeres son las que expresan sus emociones
-Los hombres que expresan sus emociones son maricas
-Si él no quiere sexo es porque tiene otra, o es marica
-Si quiere sexo es porque solo piensan en eso
-Si llora viendo una película, es marica
-Si llora cuando se machuca un dedo con el martillo, además de marica es un inútil
-Si ha tenido pocas parejas es marica, mal polvo y rarito
-Si ella está embarazada y a él le dan los antojos, es marica y a demás el hijo es de otro
-No llore! usted tiene que ser un varón! como su papá (le dicen mamá y papá al niño)
-Si el niño se pone los tacones de la mamá, se pone la falda y se maquilla, en lugar de ser muestra de admiración y afecto es muestra de lo maricón que ha salido, le ha faltado correa y que el papá le enseñe a ser varón

... podríamos seguir todo el día...

Con lo anterior podemos ver con claridad como lo femenino y lo masculino se "oponen", supuestamente porque se complementan: lo normal es que si uno da la otra recibe, si el papel se invierte ella es la machorra y él es el marica sumiso; lo normal es que ella sobre-exprese su emocionalidad y él la minimice o anule, pero si la cosa es al revés, la maricada del tipo no tiene antecedentes y ella es una supermujer que busca su lugar en el mundo hostil de los machos, eso o es simplemente una marimacha. 

Este tipo de cosas se escuchan y se ven en todas partes, no hay necesidad de trasladarse ámbito clínico o los juzgados de familia, esto es parte del como nos tratamos todos los días, pero se cree inocentemente que la violencia surge de manera espontánea, y ese es tal vez el error y el prejuicio más cruel, la violencia hay que cultivarla, es como una mascota, hay que cuidarla, alimentarla, jugar con ella y así es como se aprende a quererla.

martes, 17 de noviembre de 2015

Y usted, por qué casi no usa facebook?

Cuando me preguntan ¿por qué casi no uso el facebook? generalmente menciono el incidente en el que intentaron ingresar a mi cuenta varias veces hace tiempo y que dicha experiencia me alejo de la red social. La verdad es que es otra la razón.

Soy poco tolerante a los prejuicios, incluyendo los míos; soy una persona que se entristece con facilidad (no tengo depresión ni soy ciclotímico valga la aclaración); me incomoda la expresión histérica de lo que nos negamos a nosotros mismos; me embota la tendencia fóbica de relación con otras personas y en términos generales no me la llevo bien con la sensibilidad mediática. Éstos elementos están presentes en casi el 80% de las publicaciones en facebook, es alucinante; el mundo ha estado patas arriba desde hace mucho tiempo, Colombia igual, la humanidad ha dado muestras claras de la dificultad de gestión de la agresividad y nuestra capacidad para hacer daño se ha diversificado y modernizado más que cualquier otra cosa que conozcamos. De ésta manera seguro entenderán que para una persona como yo facebook es una red social bastante agresiva. 

Desde hace pocos días he vuelto a retomar el face, la necesidad académica de volver a escribir me ha llevado a volver a leer diferentes formas de expresarse y bueno, como mencioné facebook tiene la suya. Ha sido muy pesado, tal vez no fue la mejor época para volver, aunque bueno, si lo miro con calma tal vez no haya época buena. La sensibilidad mediática es un gatillo supremamente sensible listo a disparar la histeria y fobia de las personas. El aborto, la adopción de parejas del mismo sexo, la homosexualidad, la situación en Europa y Oriente...es impresionante lo que este tipo de situaciones nos saca a las personas:la xenofobia, la discriminación, la patanada, la insensibilidad, el machismo, lo ortodoxos, la mamertada, defendiendo el derecho a la libre expresión pasando por encima de la de otros... somos seres agresivos por naturaleza, como todos los animales, pero nos distinguimos de ellos por nuestra capacidad para la violencia, y el lenguaje nos abrió un abanico interminable de posibilidades para ella.

Vivo triste, de mal genio y amargado cuando paso mucho tiempo en facebook, me lo han dicho, y también me han dicho que se me nota cuando no lo uso. Mi experiencia con las redes sociales me ha mostrado que entre mayor distancia emocional tenga de las personas a las que leo más fácil me resulta procesar sus prejuicios, histeria y fobias. Por eso le he dado prioridad a redes sociales como twitter en donde puedo controlar dicha distancia. En face la cosa es diferente, la cercanía emocional tiende a ser mayor con las personas con las que interactuamos en ésta red en comparación con twitter por ejemplo. Lo primero que me salta a la cabeza es que por su configuración facebook tiene esa ancla emocional que no tiene twitter, la interacción presencial, previa a la red. No en todos los casos,cierto, por lo menos no ahora, pero así comenzó, los patrones actuales de interacción derivan de ahí aunque ya no son los mismos, es cierto, pero comenzaron con esa ancla, y por lo menos en mi caso, no tengo a nadie agregado a facebook a quien no haya conocido previamente, y usted?.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Detrás del aborto.

Lo que me causa curiosidad de todo este tema del aborto, es que de los niños no se habla. Una vez más vemos que los padres son muchas cosas menos personas de fiar. Los niños aquí no son el tema en cuestión sino quién decide si viven o no; la madre o el padre, o ambos, o un juez, o un médico...

Desde la posición en la que se ubiquen el niño pierde, y pierde por que es el único que no puede elegir. Y no hablo de que no puede elegir padre o madre, quiero decir que no puede elegir venir o no al mundo, y eso es algo sumamente cruel por que resulta una imposición ajena; un acto patológico si se quiere ser un poco más técnico. Los niños son (somos) síntomas de nuestros padres, y en el mejor de los casos son (somos) objetos.

Aquí lo que esconden los discursos a favor o en contra, de una u otra posición, es su derecho a descargar su sintomatología en un otro co-dependiente. La hipocresía ha sido por mucho tiempo lazarillo de la polémica, esto es solo otra muestra de ello.

martes, 10 de noviembre de 2015

El otro por sí mismo


Una de las características del pensamiento infantil es el egocentrismo, en que, el niño ve a quienes le rodean como una extensión de si mismo y se comporta en consecuencia. Sin embargo, mientras transcurre su proceso de socialización este egocentrismo disminuye tomando diferentes disyuntivas y dirigiéndose en nuevos términos comportamentales hacia las otras personas. (mantenga esto en mente mientras lee el resto de la entrada).


Reducir la existencia de una persona a las necesidades o deseos de otra es tanto triste como injusto. Algunas concepciones llevan implícito este desagradable acto razón por la cual no me gusta mucho la idea del destino, mucho menos la de una voluntad todo poderosa que ordena nuestra vida o un plan cósmico que lo entreteje todo, teniendo curiosamente como centro de ese todo a usted, a mí y a nuestros conocidos y desconocidos al mismo tiempo, ¿hay algo que no le suena bien de esto? (aparte de la coordinación que solo parece funcionar para algunos?) a mí sí, y es precisamente ese egocentrismo (del que hablábamos al inicio) que minimiza y extingue a ese otro en función suya o mía, esa otra persona no vale por si misma, su razón de ser es usted o yo y eso me entristece profundamente. (veo en estas nociones una proyección de ese egocentrismo infantil, que busca, no por andamiaje para el desarrollo  sino por la ausencia de ese ente protector -del que se desprende para obtener su autonomía- un sustituto autoimpuesto capaz de suplir mágicamente el papel de director y proveedor de su vida).

Si bien es cierto que en nuestro devenir las vinculaciones y relaciones sociales son fundamentales esto no quiere decir que una u otra persona se deba a otra per- se, o haya nacido únicamente para estar (o pasar) en (por) la vida de alguna persona especifica, ningún sujeto es para otro en tanto necesidad, su presencia en su vida es algo mas complicado que un simple y pálido por que "me lo merezco" ya sea este un castigo o un premio, si es que tales cosas existen. (el conductismo en psicología nos explica que tanto los castigos como los premios o las recompensas no son mas que un constructo o termino que se usa para denotar una consecuencia que, dependiendo de sus características de refuerzo o supresión se utiliza para afianzar, extinguir o aprender una nueva conducta; de modo que si prestamos atención, del comportamiento humano no podemos decir que existan tales cosas como un castigo o un premio, existen consecuencias por nuestro comportamiento y las convenciones sociales dictan lo positivas o negativas de dicha consecuencia siendo lo positivo aquello que potencia la repetición de una conducta y lo negativo lo que disminuye su aparición -no estoy hablando de lo moralmente bueno o malo de un comportamiento-)

Ahora bien, son realmente curiosas las respuestas que dan aquellos que dicen creer en estas cosas del destino o de una voluntad superior o aquel plan que mencionaba antes, sobre una violación  un asesinato, una enfermedad dolorosa, una desaparición forzada o algo que implique daño y/o dolor a un otro, en estos casos existe una autonomía de los sujetos implicados, cosa que no existe en los casos en los que es la felicidad el centro del asunto (si consideramos la hipótesis arriba planteada sobre la proyección infantil, podemos decir que en estos casos la ausencia de directriz de la creencia "destino, voluntad, cosmos" busca excusar al sujeto de la responsabilidad que como creador de dicho imaginario tiene, y la ubica en los sujetos de dolor).

De otro lado, cuando encuentran al amor de su vida, esa persona estaba en ese lugar en que se conocieron, porque así debía ser!, porque así usted se enamoraría de esa persona, porque esa persona era la indicada, porque el momento era el apropiado, porque el lugar facilitaba la empatía, porque su disposición y la de el/ella era la correcta; no por que esa persona estuviese trabajando en lo que le gusta, leyendo lo que le gusta, haciendo algo que le gusta, o viviendo su vida, no, estaba allí por usted, por que Alá, Jesús, dios, satanas, el cosmos, el destino (pongale el nombre que le guste) decidió que ustedes dos debían conocerse enamorarse y ser felices. No se a usted, pero a mí me parece muy triste. (Aquí vemos nuevamente esas características infantiles que piden gratificación, y al pedirla suponen que un otro maternal-paternal debe proveerlo, pues la historia de aprendizaje sobre el que nos desarrollamos ha reforzado esta idea mucho tiempo, con muchas manifestaciones de afecto, casi incondicionalmente, y desprenderse de esa idea del proveedor de felicidad y gozo es bastante difícil).

Cuando hablamos de un otro por si mismo, hablamos de un reconocimiento que le pertenece a ese otro, no de uno que se le proyecta, hablamos de acercarnos a otra persona, no de usarla como objeto de fetiche de nuestros deseos infantiles. Hablamos de ser o estar con otro, no con una ficción amorfa de nosotros mismos, las otras personas tienen muchas cosas curiosas y atractivas que compartir, pero esa tendencia infantil a repetir lo que nos gusta nos priva de una inagotable fuente de experiencias, que paradójicamente han de aspirar a repetirse, pues a parte de la muerte la repetición es la única certeza que tenemos los seres humanos.

Siempre ha estado ahí.

"La televisión lo distrae a uno", "el facebook lo vuelve tonto a uno", "es que twitter lo vuelve a uno todo sangrón", "las noticias lo hacen a uno pesimista", "la religión lo vuelve a uno bueno", "el amor te hace mejor persona" dicen, decimos.

Desde que se inventaron las excusas todo el mundo queda bien, y va uno a ver y sí. Si para algo somos buenos es para inventar excusas, esa necesidad de no desagradar a nadie, de quedar bien, de que nos vean bien nos arrastra a esto. La tendencia de la excusa es generalmente poner fuera de uno la causa de aquello que se hizo mal, se quiere evitar, o retrasó "eso", si uno le pone atención a las excusas que le dan para cualquier situación nota con facilidad que esa es la estructura, obviamente por eso es una excusa; es una causa externa.

Ahora que si uno se pone a pensar con calma la razón por la que ponemos fuera de nosotros las causas de lo anterior, entre muchas otras que nadie quiere admitir resalta aquella que nos causa animadversión, que incomoda, esa sensación de desagrado que produce el fracaso o bien la anticipación del mismo; la consecuencia de lo que hacemos o dejamos de hacer. La tecnología es una muestra de esto, en medio de la proyección que suscita y la transparencia en la que se desenvuelve su dinámica, cuando uno presta atención se da cuenta que siempre ha estado ahí.

Siempre ha estado ahí el matón que insulta desde el anonimato, no es que las redes sociales promuevan la violencia sino que simplemente la deja emerger; no es que los portales o plataformas para subir fotos y videos nos hagan histriónicos o vouyeristas o nos lleven a mostrar la privacidad, el cuerpo, el sexo, lo que ocultamos, o nos arrastre a ver éstas y muchas otras cosas, eso siempre ha estado ahí. La tecnología como esa amalgama exquisita entre lo psíquico y técnico se ha convertido en el discurso de la excusa, las personas tendemos a rechazar cualquier cosa que nos cause algún tipo de displacer dada la orientación que tenemos a la supervivencia y la complacencia de nuestros deseos, necesidades y caprichos, pero no nos gusta que nos lo recuerden. Preferimos ser esas personas altruistas, preocupadas por el otro, siempre dispuestas a ayudar, interesadas y comprometidas con todo lo bueno y noble que se nos pueda atravesar en el camino.

Por eso es importante que rescatemos ese "siempre ha estado ahí" porque nos recuerda lo poco que nos conocemos, lo mucho que nos hace falta para aceptarnos a nosotros mismos con nuestras virtudes y defectos, y sobre todo porque eso que siempre ha estado ahí no ha estado solo, ha estado con muchas personas, con padres, amigos, conocidos, desconocidos... eso que siempre ha estado ahí lo creamos con otros, el cómo lo hacemos lo llamamos experiencia personal, y los patrones que forman los puntos en común los llamamos cultura.

lunes, 20 de abril de 2015

La culpa es de los padres.

Pensar en ser padre, ser padre, proyectarse como padre, asumir el ser padre y querer ser padre, son situaciones putamente jodidas. Quiero decir, son situaciones complejas en demasía. Es usted padre? quiere serlo? se proyecta como tal?... Lo que la gente generalmente no entiende sobre la paternidad es que eso (ser padre) no es algo que uno es como persona, es algo que se ejerce sobre un otro, y es por eso que lo considero no solo algo muy delicado sino también peligroso.

Verán yo no creo que la reflexión paternal deba girar en aquel que encarnara ese significante (el padre), quien lo subjetivará y articulará, pienso que la reflexión paterna debe darse hacia ese otro sobre el que se ejerce, los hijos, sobre ellos es esta entrada.

Los niños son esos seres que una vez fuimos, esas extrañas criaturas aquejadas por exigencias pulsionales (expectativas paternas, entre otras) que no entendíamos (muchos siguen sin hacerlo) e inmersas sin nuestro consentimiento en el mundo de las prohibiciones de los adultos (la historia de los padres es la historia de las prohibiciones hacia sus hijos). Pero más allá de ese infante freudiano nuestro niño posmoderno es más del tipo do it yourself, son más proactivos a inventar permanentemente significaciones sobre sus vivencias sexuales, familiares, frustraciones y claro está sobre todo aquello que les rodea, lo que naturalmente incluye a los padres. Sí, los niños son seres sexuales; sí, los niños son los que inventan a los padres; sí, los niños se construyen de frustruaciones y sí, ningún niño pidió venir a éste mundo, por si no fui lo suficientemente claro. Este niño posmoderno se encuentra al igual que nuestra época en una era de transiciones (como si todas las "eras" no fueran eso finalmente) se encuentra ante un discurso fragmentado y polireferencial en el cual exigirá de sus padres la claridad y el temple para anudar el deseo a la ley y permitirle transitar en este exótico delirio compartido al que llamamos sociedad.

Y es que uno de los mayores males de esa sociedad son precisamente los padres, y en especial, esos que creen que un niño piensa como un adulto, se comporta como tal y se desarrolla como tal. Los niños son síntomas, falos u objetos de los adultos, de esos que se hacen llamar padres, ningún niño escapa a ésto y esa es la razón por la cual a ningún padre le gusta reflexionar sobre su paternidad desde la perspectiva de los niños, porque entonces se enfrentan a ver en sus hijos eso que se presenta como perturbador de la noción padre-hijo. Si usted es padre, piénselo, sino lo es, que no se le olvide.

Cuál es entonces el andamiaje que prestan los padres a los hijos? puede preguntarse uno perspicazmente, teniendo claro que cualquier respuesta que se de no sera otra cosa que un problema que se ofrece al infante, para que de su solución emerja lo que se puede decir es una subjetividad en construcción. Un poco más claro, si a la pregunta anterior la respuesta es tal vez la más común, "una familia", queda claro por que decimos que se entrega al menor un problema, pues lo primero que debe descifrar es qué es eso, tal vez a nuestros abuelos llegar a una conclusión clara no era difícil, a algunos de nuestros padres les tomo más trabajo, a algunos de nosotros y nuestros contemporáneos seguro se les complicó, pero es más que cierto que a nuestros hijos definitivamente les espera una tarea a la que le van a tener que invertir muchos recursos cognitivos y afectivos, si aún se pregunta porqué sería así, permitame recordarle que en la actualidad hay por lo menos ocho tipos de familias y que en el salón de clases de un colegio me atrevo a decir que hay mínimo unos cuatro tipos diferentes; que sus hijos interactuan con los referentes de los otros niños, de los maestros, del colegio, de su propia familia y los suyos (cada cual cargado con una historia particular) y creo que entenderá que no todos son iguales y al no serlo debe articularlos y esto implica elaborar una historia, la propia. Creo que es por esto que no me gusta del todo que se diga que los niños son esponjas, creo que además son agua.


El horror como consumo. Dos ejemplos en Colombia.


La semana pasada estuvieron circulando dos videos especialmente macabros en las redes sociales, uno es el de cómo muere atropellado por un bus de transmilenio un transeúnte que intentaba ingresar sin pasaje al sistema de transporte de Bogotá. El otro, un video que muestra los cuerpos sin vida de un grupo de soldados asesinados por la guerrilla de las FARC. Las noticias y comentarios en las redes sociales y portales de información en los que se colgaron éstos videos son muy curiosas y todas muestran un patrón en común, hay un goce en acceder a esos videos. 


No puede negarse que el consumo de horror es parte de la cultura mediática de nuestra época, las noticias gráficas de las abominaciones de las que somos capaces los seres humanos son las que más visitas y consulta tienen, éste tipo de pornografía es bastante común y poco estigmatizada en comparación con el porno, pues ésta tiene siempre el supuesto fin de "concientizar" sobre algo, para los casos que les comento, el fin de concientizar a las personas a no "colarse" en el sistema de transporte por que están arriesgando su vida y pueden terminar siendo el próximo protagonista del vídeo; mostrar y compartir el video de los militares asesinados pasando por encima de las familias y el respeto mínimo que merece una persona, se justifica en que es esa la consecuencia de lo que ocurre en Colombia con la guerrilla y la situación política en la que se encuentran (eso de que están negociando la "paz" supuesetamente) entonces ese video debería compartirse para que la gente vea la "verdad" de lo que ocurre...

En ambos casos, el moralista que comparte el video, como siempre ocurre, se convierte en un sádico extremadamente agresivo, pues en su "argumento", es su idea de lo que ocurre la que prevalece por sobre la dignidad de la persona que sufre. Cómo cree que sentaría en su funeral las palabras de algún desprevenido: "disculpe, él no es el señor del video?, el que mató el transmilienio? mi mas sentido pésame por la perdida de su esposo", en caso de que cuente con la suerte de no toparse con algún "periodista" que le pregunte muy profesionalmente "qué se siente que su esposo haya muerto atropellado por un bus del sistema masivo de transporte transmilenio?... Muchas personas suelen decir con facilidad que hay cosas que no tienen precio, lamentablemente hay más hechos que lo contradicen.