jueves, 5 de diciembre de 2013

Ex: pasado, presente y futuro.

Son pocas las personas que hablan con naturalidad, sin rencor o sevicia y, con agradecimiento de sus ex, por qué?. Cómo habla usted de sus ex?, les guarda rencor?, les desea la muerte? se quedo con algo que decirle?, con algo que hacerle?; tiene usted, algún pendiente con sus ex? piénselo detenidamente antes de contestar.

Las relaciones sociales y los vínculos amorosos que creamos dicen mucho de nosotros mismos y del contexto relacional que nos rodea, si bien nos gusta la idea de la autonomía y la toma de decisiones únicamente basada en el Yo esta ilusión se fragmenta cuando hacemos una revisión cuidadosa de nuestros antecedentes relacionales. Las familias como estructuras que producen seres sociales autónomos dejan huella en los patrones y estilos vinculares y relacionales de las personas, tenemos un antecedente que no podemos obviar pues al hacerlo corremos el riesgo de fantasear sobre el por qué provocamos ciertas situaciones en nuestra vida emocional y social. Fíjese en los estilos, pautas y patrones de interacción social de su familia y compárelo con los suyos, le apuesto que encontrara cuando menos un 50% de similitud, si es un observador distraído.

Con esto tenemos un punto de reflexión bastante interesante, no me refiero a la reproducción de patrones de comportamiento (en términos estructuralistas) o de ideales (estilo Tipos ideales en Weber), me refiero a que a pesar de querer diferenciarnos de la estructura de la que provenimos, repetimos su funcionamiento general con algunas modificaciones que nos hacen creer -inocentemente- que la hemos superado. Nuestr@s ex son parte de la forma en la que nos narramos a nosotros mismos la historia del qué hemos aprendido de nuestro entorno relacional y emocional.

Pero no nos enredemos, retomemos esa linea temporal que permite la distinción entre el "ex" y el "que no ex", pasado - presente- futuro; regularmente se dice que el pasado es pasado, que no se puede cambiar, que lo hecho hecho está, que no hay que llorar sobre la leche derramada y un sin fin de frases alegóricas que suguieren que el pasado no puede cambiar, pero de hecho si puede cambiar, de hecho, cambia constantemente, el pasado se modifica exquisitamente en la forma en que lo recordamos, en la forma en que lo narramos, podemos -y de hecho lo hacemos con bastante frecuencia- modificar nuestros recuerdos, añadiéndoles fragmentos, borrando otros, distorcionándolos sutilmente y creando algunos que ni siquiera existieron, nuestra memoria está basada en nuestro presente.

Nuestro presente por su parte se debate en una interesante dinámica entre el procesamiento de información,  la toma de decisiones y la proposición comportamental, me explico: como sujetos no alcanzamos a ser otra cosa que una entidad capaz de procesar, responder y proponer acciones a un ambiente. Cada uno de estos momentos, procesamiento, respuesta y proposición tienen su éxtasis en el aquí y el ahora; la velocidad con la que somos capaces de procesar información -y el volumen- es algo que incluso para las computadoras más avanzadas del planeta es aún inalcanzable, así mismo la capacidad de respuesta que poseemos está más allá de cualquier tecnología que conozcamos, pues nuestra forma de responder está muy por encima de una operación aritmética, al tiempo, que somos capaces de proponerle al medio -en el cual nos incluimos- atendiendo al procesamiento de la información, la respuesta que emitimos y el sentido de la misma -ésto es algo que ninguna computadora puede hacer- esto es, tentar la respuesta de otro sujeto, hacer una apuesta sobre el comportamiento subsecuente; en ésto se basa nuestra habilidad para aprender, en nuestro presente.

Mientras que, nuestro futuro se torna algo definitivamente más humano, y por lo tanto más amorfo, nuestro futuro es un conjunto de información a la que no hemos respondido y sobre lo que lo único que tenemos para navegar en el es una estructura previa -que no es nuestra- para proponer, y con base en esto aspirar a poder corregir lo que sea necesario para obtener un masificado placer. Lo que nos lleva a la parte bonita de la historia, cuestionarnos si la forma en la que vemos a nuestros ex es una fachada de nuestro presente para validar la forma en la que estamos respondiendo al ambiente, anhelando aquel futuro sobre el que, nos hemos enviciado a tentar una y otra vez, pues finalmente este ciclo no ha cesado de reproducirse.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Depresión post-party. Hallowen.

Ayer me sentí un poco extraño caminando entre tanto zombi, zorra, princesa, princeso, héroe y animal mitológico que cubrió la ciudad en un particular desfile simbólico de dulces amenazas. Si bien no acostumbro celebrar el hallowen no por mamertada sino por que me trae muy malos recuerdos, ayer me dio por salir a "caminar" -más a cojear que a caminar, pero bueno- salí, agarre el bastón, me puse la chaqueta, audífonos en mano y cigarrillos en el bolsillo, quería ver el hallowen.

Aquí en el barrio fue muy bonito, los papás llevando a los niños a pedir dulces, el grupo de amigos riendo y jugando con sus disfraces, darme cuenta cuanto han cambiado los discursos infantiles -en mi época amenazábamos con malformaciones faciales y daño a la propiedad privada para que nos dieran confites- por favor! ¿cómo pueden pedirle a Fredy Cruger que entone algo como "quiero paz quiero amor dame dulces por favor"?, no, no, no hay coherencia, feo, no me gusto ver a los villanos que considero personalmente los mejores disfraces arrodillarse de esa manera, en fin, un ambiente bastante infantil -me aburrí y decidí irme para otro lado-.

En el bus me toco sentarme al lado de una "vampiresa", me fui todo el camino reventado de la risa con pensamientos del tipo -¿será que solo chupa sangre?; con la tarjeta de crédito del marido seguro no necesita morderlo para desangrarlo...- regularmente me río solo, y siempre voy pensando en algo, cada veza que miraba hacia la ventana me detenía en algún aspecto de su disfraz, el cabello negro super lizo y con extensiones -tipo Lili monster- maquillaje pálido, ojeras marcadas, dientes postizos, uñas larguísimas, vestido -bastante apretado en algunas partes al punto que exacerbaba un cuerpo de por si bonito-, y el único accesorio que desentonaba con su disfraz era una cartera donde seguro llevaba las cosas que ninguna mujer deja nunca: polvos, espejo, pintalabios, lápiz de ojos, aguja, hijo, superbonder, etc etc y en un bolsillito pequeño -el que siempre les roban- las llaves, la cédula y la plata. Me di cuenta entonces que no estaba prestando atención, estaba viendo el disfraz, no estaba viendo a quien lo llevaba, o bueno sí, pero no de la manera que quería ver, la intención no era salir a ver disfraces sino a gente disfrazada.

Llegué al centro comercial, lugar que consideré era el más indicado para mi objetivo teniendo en cuenta la tradición capitalina de congregarse en estos lugares. Efectivamente no me equivoque, estaba a reventar, parecía sábado. Padres y niños en un solo río de gente entrando a las tiendas a pedir dulces. Me senté donde pude a descansar un rato y al ver a la gente pasar comencé a ver a la gente disfrazada. Los niños de casi todas las edades iban desfilando escoltados por algún adulto responsable, fue interesante percibir que algunos niños no estaban disfrazados, estaban personificando aquello que vestían; superhéroes, villanos y personajes de diferentes fantasías, no iban disfrazados eran: superman, batman, la princesa, el ninja, el león... pero otros no, otros niños si estaban disfrazados, de alguna forma se les veía diferentes, disfrazados, con un atuendo superpuesto, bastante curioso que la mayoría de estos niños estaban acompañados de un adulto sin disfrazarse, a diferencia de los niños que personificaban su atuendo a quienes el adulto en cuestión iba disfrazado en su mayoría. No tengo muy clara la relación ahora que escribo pero allí sentía que los niños que reflejaban esa superposición del atuendo eran más un objeto de proyección de sus padres que una muestra simbólica de un otro yo que quisieran ser.

Los adultos por su parte mostraban otra historia, la claridad de lo que se habían disfrazado era notable, la seguridad de su atuendo e incluso detalles interesantes en quienes no estaban disfrazados. Algunos iban perfectamente vestidos para hacer alusión al representante de su disfraz, si hay que ponerse hombreras y peto de espuma con los abdominales marcados para parecerse a batman o a superman pues se las ponían, si hay que tinturarse el cabello de blanco para parecer un hada pues se lo tinturan, si hay que cortarse la circulación con un enterizo de latex para parecerse a gatubela pues se le hace... muy pocos niños mostraban algo así. De lado de los que no iban disfrazados aparecieron algunos detalles interesantes, hombres con las uñas pintadas, mujeres muy bien vestidas en chancletas o tenis, caras de terror al ver adultos disfrazados, y
muchos padres ejecutando su labor de supervisión a distancia invirtiendo dinero en el disfraz del niño pero sin involucrarse en su juego. Padres, si van a disfrazar a la peladita de princesa disfracese usted de carroza, o de rey, si van a disfrazar al muchachito de superhéroe disfracese usted de su compañero o de su archienemigo, fue muy triste ver tanto niño con ganas de fantasear y los padres tomando distancia, este tipo de eventos culturales sirven mucho para ver los tipos de relaciones que tejen los padres con los hijos eso me quedo claro.

Salí del centro comercial y me dio por pasearme por los alrededores -en la medida que me fue posible claro- aparecieron entonces en escena los "adultos" jóvenes, de entre 20 y 35 años más o menos y con ganas de farra de hallowen. Bastante interesante esta manada en lo que a los disfraces refiere, muy chévere ver a los novios disfrazados: él de elfo ella de elfa, ella de zombi él de zombi, él de lobo ella de caperucita roja; parecía que estuviesen contando el cuento o recreando la fabula de la que sacaron la idea del disfraz, había una sincronía. Por otra parte estaban también los novios que en uso de sus facultades para expresar su libertad independencia y autonomía optaban por disfraces diferentes, muy chévere ver a Darth Vader acompañando a la mujer maravilla, a Legolas de la mano de Minnie Mouse o a un orco besuqueándose a Lara Croft por mencionar algunas de las parejas que vi. En este grupo metí a l@s que se disfrazaban para impresionar y bueno bien sabemos que no hace falta una armadura de verdad de Iron man para ser iron man en hallowen, así como no hace falta haber pasado por la facultad de enfermería para verse como una enfermera de película -porno-, los que se disfrazaban para impresionar mostraron características interesantes, mientras que los hombres apelaban a una simbología a una iconografía, las mujeres apelaban al resalte y/o suplantación de características femeninas.

En general para no extenderme más vi esa faceta del yo tan deliciosa del transformar para revelar, la del cubrir para mostrar, la del tomar las referencias del otro para mostrarme. Esto en el hallowen dejaba un aire a mi parecer bastante sincero de las personas disfrazadas, la expresión de los rostros detrás del maquillaje y las mascaras me parecía más honesta, lamentablemente ahora que regreso de la calle eso se desvaneció.

martes, 10 de septiembre de 2013

Y si me equivoco...?

Nadie quiere saber demasiado de su propio "destino", inocente o poéticamente se dice que eso le quitaría gracia o sentido a vivir, pero bueno a quien le gustaría saber ¿cuándo va a morir?, o ¿de qué va a morir?, o ¿cómo va a morir? el único destino sobre el cual todo hombre tiene certeza es que su vida tarde o temprano terminará, es tal vez la única certeza que tenemos en la vida.

Ahora, si recaemos sobre el sentido del "destino" encontramos una característica muy humana y más bien poco divina, la de la evitación. El "destino" evita la responsabilidad de decidir, el sujeto como tal carece de libertad de expresión de su voluntad, cualquier referencia a un destino como directriz de lo que ocurre por acción u omisión en la vida de una persona le suprime como ser autoresponsable.

Muchas personas se niegan a dejar de ser ese infante que vive en una ilusión perpetua de lo que puede llegar
a ser, se sumergen en el mundo de los superheroes o las princesas (o la lucha libre o novelas) en donde están protegidos por el guión que comanda aquello que ha de pasar. El superheroe no enferma y de hacerlo la cura es parte de una lección que aumentará sus poderes, y las princesas han de besar sapos no para encontrar a su príncipe azul sino para encontrar en ellas la humildad para agachar la cabeza y gracias a ese acto de sumisión liberar al dueño de sus sueños. 

Aquí comienza la parte bonita del asunto, cuando uno escucha con cuidado a las personas que de una o u otra forma creen que algo como el "destino" existe no sólo se encuentra un miedo latente a vivir y a hacerse responsable de las decisiones y consecuencias que estas acarrean, se encuentra también un miedo profundo y creativamente disfrazado a ese mismo destino como un -miedo a saber-; veamos, en el discurso de todo creyente del destino se encuentra una premisa, hay cosas que no entendemos, que no sabemos cómo funcionan, que escapan a nuestra comprensión; pues bien este pilar del destino en nuestra época es irrisorio, el no saber en la sociedad del conocimiento solo hace referencia al tiempo que nos tomará saberlo. Desciframos el mapa del genoma humano, podemos decirnos de qué vamos a morirnos, podemos anticipar las enfermedades de nuestros hijos, casi podemos escoger su color de ojos, los hombres pasamos a ser dispensables para la superviviencia de la especie, el sexo será en un futuro una opción para la reproducción (las consecuencias de ésto serán definitivamente interesantes), las especies serán manifiestamente mejorables y el trabajo que hasta el momento habían hecho las mutaciones adaptativas o Dios -escoja el que más le guste- ahora nos competerán a nosotros, se nos han entregado las herramientas.

Si biológicamente hemos avanzado considerablemente, psicosocialmente no nos hemos quedado atrás. El mito de que a las mujeres hay que quererlas y no entenderlas se desvanece poco a poco cuando nos acercamos a ellas desde una perspectiva antropo-socio-neuro-psicológica, si bien debemos reconocer que "las mujeres" son mmmmm complejas, por otra parte, "la mujer" no es nada diferente a un puzzle. Los avances en la investigación sobre toma de decisiones nos dicen que como sujetos somos más simples y básicos de lo que nuestro ego nos hace creer, seguimos comandados por nuestro cerebro reptileano y nuestra corteza cerebral se encarga de elaborar las justificaciones necesarias para que no colapse la burbuja en la que habitamos. Sabemos que el lazo que nos une como especie es un constructo que hemos elaborado para protegernos a nosotros mismos de nosotros mismos, y la ilusión del comportamiento de grupo es creada por el error de pensar que la lógica del comportamiento es una secuencia, cuando en realidad es organización. 


Apenas estamos comenzando con una redefinición de nuestra cosmovisión y si bien todo lo que conocemos
se hace más complejo, al mismo tiempo se hace elegantemente simple. Nos creímos en el asiento trasero de nuestra identidad cósmica-biológica-social-psicológica y resulta que estamos al volante.

domingo, 21 de abril de 2013

Matrimonio.



Últimamente se ha dicho mucho sobre el matrimonio entre parejas del mismo sexo, desde quienes lo apoya, desde quienes lo rechazan y desde quienes no están seguros de si tomar partido o no. En el discurso sobre la polémica sobre el matrimonio -no me gusta eso de "igualitario"- se advierte en éste un núcleo común, más relevante que el del derecho al que todos tienen derecho, una estructura social de comportamiento que instituye el sentirse parte de la humanidad. El "matrimonio" (entendido como la convivencia-unión legitimizada entre dos personas) es una institución significativa común en todos los pueblos del mundo que, con las diferencias culturales que le son propias en diferentes contextos, estructura un patrón de comportamientos y genera valores sociales.

La cultura suele verse como una variable estructural a la que el sujeto se adhiere, de la que se aparta y la cual transforma en una compleja danza comportamental y de subjetivación con el fin de introyectar sus normas, conversar con sus sentidos y replicar o diferenciarse de los patrones de conducta que le son propios. Puede preguntarse perspicaz mente, ¿por qué la unión de dos personas deba legitimarze dentro la estructura social?... se lo ha preguntado usted? ... hágalo, si quiere claro, tómese un momento.

Existe un concepto que particularmente me encanta, el de "historicidad" (hace referencia, palabras más palabras menos, a una cuestión, cosa o persona y su interpretación de la temporalidad en los hechos), podemos ver entonces que el matrimonio como cuestión implica una reflexión propia y una que atañe a los sujetos en cuestión. Como matrimonio, hablamos de una estructura de significado en la que los sujetos se adhieren y replican patrones comportamentales cargados de sentido (sé que es redundante pero no sobra la claridad), sin embargo como sabemos llega un momento en el que esta estructura simbólica que es la cultura deja de servir de soporte al sujeto por lo cual se ve obligado a alterarla con la intención de darle su "toque personal", el cual, al encontrarse como se encuentra ahora, con un eco social como la de lo "igualitario" que deviene de la significación política de la democracia, se expande con tal facilidad que convierte en una necesidad social. El matrimonio en al línea temporal de los hechos que le anteceden sugiere una reforma para atender al sujeto.

Ahora bien, por parte de la reflexión sobre el sujeto en su historicidad sobre el matrimonio, vemos la acción de una de las practicas de sentido más poderosas de la constitución del sujeto social, la del reconocimiento del/por otro. En éste sentido no hablamos pues del reconocimiento de quien se va a casar con él/ella, hablamos de ese otro social con el que me relaciono. Las cuestiones que atañen al género tienen como latencia ese reconocimiento y el matrimonio tiene una de las mejores estructuras por la cual dicho reconocimiento fluirá con mayor eficacia por las redes de sentidos dándole a los sujetos un más visible puesto en el establecimiento de relaciones sociales en su cultura.

Pero no podemos hacer de lado las dificultades propias de la modificación de una estructura, pues como es obvio, dichas modificaciones tienen implicaciones en toda la red de sentidos y practicas que directa o indirectamente tienen alguna relación con lo que va a modificarse; y lo que va a modificarse en éste caso es... en efecto todo eso que está pensando.

Mencione al principio que no me gusta el "igualitario" dentro de esta cuestión del matrimonio, básicamente por que ningún sujeto es igual a otro, en ningún sentido, todos somos personas y el hecho de ser personas por naturaleza nos hace diferentes. En una sociedad democrática debe hacerse claridad a viva voz que la igualdad no es sinónimo de homogéneo  y ésta es una de las barreras más difíciles de flanquear a la hora de debatir con quienes aun no pueden hacer una diferencia tan simple.

domingo, 7 de abril de 2013

¿Quién es usted para dar ejemplo?

La verdad sea dicha no soy muy amigo de los ejemplos. De hecho, con mucha dificultad puedo decir que los considere algo útil salvo contadas excepciones. Considero que hay un vació muy grande en el uso de los ejemplos y que dicho vacío lo cambia todo. Tal vez, como muchas otras cosas el ejemplo se ha sobre dimensionado, tergiversado y por qué no, como mucho de nuestra hermosa cultura, corrompido su naturaleza.

Neuropsicológicamente cuando hablamos del ejemplo señalamos a las neuronas espejo. Éstas son una clase de neuronas que se activan de la misma manera en el sujeto que observa a otro -ejecutar una secuencia (acción)-, que cuando él mismo la realiza. Están relacionadas con el aprendizaje por imitación, el reconocimiento de emociones, la predicción comportamental, el lenguaje y la empatía, lo que implica que su campo de acción en la vida social es realmente amplia.

Los seres humanos poseemos una sorprendente capacidad para la imitación, nuestra cultura es un referente de ello y podemos verlo en el llamado "snobismo"; muchas familias son referentes de ello, no es gratis que la "tradición" deportista, científica o artística de los padres la repitan los hijos, o que en algunas, exista como tradición ser médico, abogado o ingeniero. Mucho de lo que somos es también referente de ello, usted y yo repetimos un sin fin de cosas todos los días sin percatarnos de ello... Puede hacer una lista? Impresionante verdad? cuando uno mira con cuidado, de pronto parece que todo lo que hacemos es una imitación o resultado de la misma. Nos vestimos, trabajamos... incluso podemos formar grupos de imitadores: los que pintamos, los que fumamos, los que estudiamos, los que tomamos, los que bloggeamos... todos pertenecemos a algún grupo de imitadores. Ésta habilidad para imitar el comportamiento se entiende generalmente como "tomar ejemplo", es la generalización más amplia sobre eso de "dar ejemplo" si me hago entender?.

Bien, ahora si miramos en retrospectiva lo que nuestra especie ha hecho con los ejemplos podemos decir que han ayudado a que seamos la especie dominante del planeta, y podemos decir también que han ayudado a que las partes más horribles de nuestra cultura se mantengan. Estamos hablando del ejemplo como la replicación de una conducta. Entonces, si bien hace parte de lo que tratamos, y sin hacer mucha profundidad en ello, podemos decir que todo lo que hace, piensa y siente un ser humano es una conducta. De modo que estamos frente a un fenómeno bastante complejo. En las diferentes edades "la de piedra", "la de bronce" y "la de hierro", excepto "la del silicio" -la actual- tomar ejemplo de nuestros congéneres en la fabricación de herramientas era algo más que replicar su habilidad en la producción de las mismas. La razón por la cual se pasó de una era a la otra es mucho más compleja que por haber "tomado ejemplo".

De igual manera socialmente no podemos decir que siempre se ha "tomado ejemplo" del comportamiento humano en grupos, el ejemplo más bonito lo dan muchas mujeres. Lo que quiero decir es que el ejemplo representa un fantasma de estabilidad, si bien es cierto que replicar algunas conductas es necesario no significa que el ejemplo sea la única o mejor forma de transmitirlas, teniendo en cuenta que lo que compone una conducta es en extremo complejo, el ejemplo presenta vacíos "pedagógicos" -por llamarlos de alguna manera- que el sujeto que imita llena.

El ejemplo entonces como "estabilizador", "agente" socializador y de "permanencia" se nutre -como todo comportamiento- de las posibilidades que ofrece nuestro cerebro y la cultura en la que éste se encuentra inmerso, al mismo tiempo que lidia con agentes de inestabilidad y alteración como la creatividad y la autonomía. Cuando se dice "siga el ejemplo", "coja ejemplo" o alguna de sus variaciones no se refiere únicamente a que replique la conducta que se está ejecutando o señalando; a lo que se refiere es a que aprenda de ella -lo que convierte al usuario del dicho en un incompetente comunicativo-. Y teniendo en cuenta lo que mencionamos sobre las neuronas espejo, el límite de ese aprendizaje se sitúa en la significación del mismo. El cerebro puede replicar movimientos gruesos o finos, tono o intensidad de la acción, puede hacerse una idea del estado emocional general que acompaña la conducta, anticiparla y predecir una variedad de acciones subsiguientes, pero lo que no puede hacer es usurpar el significado que la conducta posee para quien la ejecuta y por lo tanto al replicarla ese vacío la distorsiona. Aunque pueda imitarla su replica es ontológicamente diferente. Su cerebro, usted, se verá forzado a significarla de una u otra forma y los procesos implicados en ello curiosamente no están destinados al sujeto que interpreta, sino que se dirigen a su contexto; usted es menos importante para su cerebro de lo que imagina.


La ambivalencia que suscita el ejemplo es muy fuerte y socialmente tiene consecuencias desagradables, hay frases muy tristes sobre ello:

"El ejemplo no es la cosa más importante que influye sobre otros. Es la única cosa": aquí descartamos todo ese entramado de andamiajes socioculturales al que llamamos educación... y me salta una pregunta al leer morbosamente esa frase: ¿cómo se supone que se aprende el noble arte de la reproducción sexual, copulación, ñanga ñanga, follar, culiar, tirar o el mete-saca que llaman?... quién le va a dar ejemplo?

"Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos": aquí la cachetada que se le da a la codificación, categorización y emergencia de las teorías sobre el conocimiento que poseemos es atrevida. La construcción del conocimiento entonces no es pedagógicamente útil. OJO! la referencia aquí al ejemplo es a demás a una "metáfora" -o eso prefiero creer- ese artilugio retórico que permite gracias a la capacidad de asociación de la mente y el lenguaje expresar un concepto o situación por medio de un concepto o situación diferente al inicial pero que guarda cierto tipo de semejanza relativa. Recordando siempre, que una metáfora no explica nada.

"las palabras convencen, el ejemplo arrastra": me pregunto ¿por qué la corrupción política tiene un marcado estrato social...?, entre otras,  me pregunto también si ésto aplica a aquellos que han crecido con figuras parentales heterosexuales y ahora hacen parte de la comunidad LGBTI? no sé, considero pertinente hacer éste tipo de preguntas...

 A muchos les parece raro que yo como fumador niegue mis cigarrillos -y de paso les haga mala cara- a quienes por primera vez quieren fumar o pese a haberlo dejado quieren reincidir, bajo la consigna "usted no tiene derecho a decirme que no fume, deme ejemplo"...

¿Cree usted que no tengo derecho a decirle que no fume?

¿Quién cree que soy yo para darle ejemplo?.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Masculinidades, feminidades, géneros y solapamientos. Capítulo 2.

Evolucionar no es sencillo, exige tiempo, recursos, ganas y coordinación, pero ante todo exige una perspectiva. Como mencionamos antes, evolucionar sobre la directriz de la supervivencia de la especie ya no es funcional, nuestra capacidad para dominar la naturaleza ahora nos desborda, estamos controlando incluso funciones vitales de nuestro cuerpo por medio de la tecnología, multiplicamos nuestro conocimiento sobre el mundo y nuestra especie de manera exponencial, la escasez ya no es una constante amenaza para nuestra especie (aunque sigue existiendo en algunas partes), la supervivencia de la raza humana ya no es una lucha contra el ambiente ahora es una lucha contra nosotros mismos; nos estamos redefiniendo en muchos sentidos, estamos reescribiendo lo que significa ser un ser humano y lo que deviene de esto es naturalmente redefinir las masculinidades y las feminidades y esto implica un trabajo deconstructivo extenuante.




Estaría usted dispuesto a cambiar la forma que tiene de ver lo masculino y lo femenino?, si, usted que lee, estaría dispuesto a deconstruir su forma de pensar los géneros?. Puede usted hacer una imagen mental de un hombre sin pene? de una mujer sin útero?, si le pido que elimine el cuerpo en toda su extensión de su forma de ver a un hombre o a una mujer, qué le queda para contarme sobre cada uno?... éste es un ejercicio pequeño, sesgado y hasta tonto para que piense lo masculino o lo femenino por fuera de la forma con la que evolutivamente está asociado. Ahora, si le doy un conjunto de palabras para que las relaciones con lo masculino o lo femenino (puede relacionarlas con ambos) seguramente emergerá un intento descriptivo de éstos, haga el ejercicio, si quiere claro: 1. cuidado 2. protección 3. cariño 4. crianza 5. sustento 6. éxito profesional 7. ambiciones 8. emociones 9. firmeza 10. inteligencia 11. sensibilidad 12. hogar. Ahora que están correlacionadas, (y atrevidamente asumo que por lo menos el 90% está en los dos géneros)  asignele una prioridad y permítase ver la manera en la que usted diferencia lo masculino de lo femenino. Vale, que esto no es un test estandarizado o parte de una batería de pruebas para medir la significación individual del género o algo parecido, es simplemente un ejercicio reflexivo diferencial básico. Como podrá darse cuenta sobre estás cosas uno rara vez reflexiona, desde pequeños se nos enseña que "las chicas tienen vagina y los chicos pene" esa es la respuesta en casi un 98% a la pregunta infantil  "qué es una chica? qué es un chico? por qué somos diferentes mi hermana y yo?" y sus respectivas variaciones; es parte de un legado cultural que al profundizarse deja más dudas de certezas.

Las reflexiones sobre los hombres y las mujeres normalmente se dan desde una perspectiva dominante, cultural o teóricamente existe siempre un marco de significación que guía éstas reflexiones. En éste sentido me gusta mucho el concepto de historicidad a la hora de hacer una genealogía de la idea sobre el hombre y la mujer para darnos cuenta que de una u otra forma los determinantes sociales a los que estamos atados hoy para pensar nuestros géneros los construimos nosotros (wow! descubrí que el agua moja!), y sin embargo atribuimos estos determinantes a algo que suponemos ajeno, señalamos a la iglesia, a la ciencia,  a la sociedad de la información, a nuestros padres, a nuestros maestros... siempre hay un lugar o un alguien a quién señalar y lamentablemente con mucha dificultad encontramos un espejo cuando estamos repartiendo juicios y responsabilidades. La historicidad es una forma de vernos en la historia, de participar con ella.








lunes, 4 de marzo de 2013

Masculinidades, Feminidades, géneros y solapamientos. Capítulo 1.

Una los puntos...

1. No puede verse con claridad cuando las comparaciones tienen como punto de partida una perspectiva dominante. 2. Las comparaciones son de hecho algo poco útil si tenemos en cuenta que cuando se comparan dos cosas iguales, como dos vasos de agua, dos recipientes con arsénico o dos bolsas de aíre, estamos frente a lo mismo. 3. La lógica conjuntista identitaria tiende a ver como homogéneo aquello que pertenece por convenciones al mismo grupo. 4. No existen dos seres humanos iguales. 5. Los parámetros de comparación sobre objetos diferentes deben atender a tres preguntas, cómo?, por qué? y para qué de dicho parámetro . 6. Las diferencias solo indican que los objetos que se comparan son diferentes. 7. De una descripción diferenciada nunca emerge un juicio de valor, éste último emerge de una usurpación provocada por el punto 1. 8. Existen diferencias entre sexo y género. 9. Los puntos 2, 4 y 8 se corroboran empíricamente al indagar sobre la psique humana. 10. El punto 3 es una premisa de la psicología que pocos entienden razón por la cual no comprenden a qué se refiere el punto 7.

En la sociedad en la que vivimos muchos problemas devienen de construcciones imaginarias erigidas en una base tan frágil que con una facilidad absurda puede llamarse estupidez colectiva, el machismo y el feminismo como formas de segregación son una de las tantas muestras en las que lo que se hace, se siente y se piensa debe estar en consonancia con un marco histórico de referencias que no se entienden, pero que se repiten sin mayor autocrítica dominando la perspectiva que tenemos para vernos a nosotros mismos y desde la cual vemos a los otros.

¿Qué es lo femenino, qué es lo masculino?, se ha hecho la pregunta?, podría contestarla?, tome su tiempo y respondala para usted mism@... Ya?...



Seguramente al contestarla notará que su respuesta contiene: gran cantidad de prejuicios, prácticas únicamente referentes al hombre y otras a la mujer, características suyas que busca en su grupo de pares para sentirse identificad@ y características imaginarias que proyecta en el/la otr@ para sentirse diferente. El siguiente vídeo puede darle una imagen más clara de a qué me refiero.



Seguramente habrá pensado que las diferencias entre lo femenino y lo masculino devienen del cuerpo, y me gustaría pensar que entiende que el cuerpo es más que un conjunto de rasgos antropomórficos, que cuando hablamos del cuerpo estamos hablando de un genotipo y fenotipo sumamente complejo sobre el cual aún no podemos emitir conclusiones diferenciales en términos de la expresión del género.

 No quiero decir que el cuerpo no sea un argumento de la masculinidad o de la feminidad, lo es, pero lo que no es un argumento, es que las características morfológicas de éste definan la masculinidad o la feminidad, esas son construcciones sociales que alivian el imaginario de "soy lo que parezco" evitando con ésto una angustia de correlación de identidad. El cuerpo no se agota en la forma, lo que hace el cuerpo lo que es es fascinante, su biología, su dinámica intrínseca, su estilo para soportar la vida, la manera en la que responde a su ambiente y a sí mismo, y claro está el cómo funciona cerebralmente es asombroso. En este último sentido las diferencias entre el varón (XY) y la mujer (XX) aun están en estudio, no hay conclusiones definitivas en este aspecto -científicamente hablando- pero las hay política,  social y moralmente razón por la cual lo masculino y lo femenino degeneran en prácticas (en éstos tres aspectos) discriminatorias que, según la perspectiva dominante, son exclusivas de uno o de otra.

Las masculinidades y feminidades son en nuestra época algo sumamente complejo, nuestra herencia genética tiene un peso muy importante, las construcciones sociales dirigen los sentidos sobre los cuales expresamos lo que entendemos sobre ello, al mismo tiempo que psicológicamente mediamos entre nuestra herencia biológica e histórica intentando en el mejor de los casos tomar parte activa en nuestra identificación con lo femenino o masculino. Esta identificación ya no es tan simple como lo era en el pleistoceno teniendo en cuenta la agresividad del ambiente y el escaso desarrollo social de la época, nuestros antepasados evolucionaron sobre la base de la supervivencia, en la que tu adaptación y desarrollo de habilidades que partían de tu fenotipo eran cruciales para evitar la extinción de la especie, pero nosotros... ¿sobre que base estamos evolucionando?.