miércoles, 27 de marzo de 2013

Masculinidades, feminidades, géneros y solapamientos. Capítulo 2.

Evolucionar no es sencillo, exige tiempo, recursos, ganas y coordinación, pero ante todo exige una perspectiva. Como mencionamos antes, evolucionar sobre la directriz de la supervivencia de la especie ya no es funcional, nuestra capacidad para dominar la naturaleza ahora nos desborda, estamos controlando incluso funciones vitales de nuestro cuerpo por medio de la tecnología, multiplicamos nuestro conocimiento sobre el mundo y nuestra especie de manera exponencial, la escasez ya no es una constante amenaza para nuestra especie (aunque sigue existiendo en algunas partes), la supervivencia de la raza humana ya no es una lucha contra el ambiente ahora es una lucha contra nosotros mismos; nos estamos redefiniendo en muchos sentidos, estamos reescribiendo lo que significa ser un ser humano y lo que deviene de esto es naturalmente redefinir las masculinidades y las feminidades y esto implica un trabajo deconstructivo extenuante.




Estaría usted dispuesto a cambiar la forma que tiene de ver lo masculino y lo femenino?, si, usted que lee, estaría dispuesto a deconstruir su forma de pensar los géneros?. Puede usted hacer una imagen mental de un hombre sin pene? de una mujer sin útero?, si le pido que elimine el cuerpo en toda su extensión de su forma de ver a un hombre o a una mujer, qué le queda para contarme sobre cada uno?... éste es un ejercicio pequeño, sesgado y hasta tonto para que piense lo masculino o lo femenino por fuera de la forma con la que evolutivamente está asociado. Ahora, si le doy un conjunto de palabras para que las relaciones con lo masculino o lo femenino (puede relacionarlas con ambos) seguramente emergerá un intento descriptivo de éstos, haga el ejercicio, si quiere claro: 1. cuidado 2. protección 3. cariño 4. crianza 5. sustento 6. éxito profesional 7. ambiciones 8. emociones 9. firmeza 10. inteligencia 11. sensibilidad 12. hogar. Ahora que están correlacionadas, (y atrevidamente asumo que por lo menos el 90% está en los dos géneros)  asignele una prioridad y permítase ver la manera en la que usted diferencia lo masculino de lo femenino. Vale, que esto no es un test estandarizado o parte de una batería de pruebas para medir la significación individual del género o algo parecido, es simplemente un ejercicio reflexivo diferencial básico. Como podrá darse cuenta sobre estás cosas uno rara vez reflexiona, desde pequeños se nos enseña que "las chicas tienen vagina y los chicos pene" esa es la respuesta en casi un 98% a la pregunta infantil  "qué es una chica? qué es un chico? por qué somos diferentes mi hermana y yo?" y sus respectivas variaciones; es parte de un legado cultural que al profundizarse deja más dudas de certezas.

Las reflexiones sobre los hombres y las mujeres normalmente se dan desde una perspectiva dominante, cultural o teóricamente existe siempre un marco de significación que guía éstas reflexiones. En éste sentido me gusta mucho el concepto de historicidad a la hora de hacer una genealogía de la idea sobre el hombre y la mujer para darnos cuenta que de una u otra forma los determinantes sociales a los que estamos atados hoy para pensar nuestros géneros los construimos nosotros (wow! descubrí que el agua moja!), y sin embargo atribuimos estos determinantes a algo que suponemos ajeno, señalamos a la iglesia, a la ciencia,  a la sociedad de la información, a nuestros padres, a nuestros maestros... siempre hay un lugar o un alguien a quién señalar y lamentablemente con mucha dificultad encontramos un espejo cuando estamos repartiendo juicios y responsabilidades. La historicidad es una forma de vernos en la historia, de participar con ella.








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