lunes, 4 de marzo de 2013

Masculinidades, Feminidades, géneros y solapamientos. Capítulo 1.

Una los puntos...

1. No puede verse con claridad cuando las comparaciones tienen como punto de partida una perspectiva dominante. 2. Las comparaciones son de hecho algo poco útil si tenemos en cuenta que cuando se comparan dos cosas iguales, como dos vasos de agua, dos recipientes con arsénico o dos bolsas de aíre, estamos frente a lo mismo. 3. La lógica conjuntista identitaria tiende a ver como homogéneo aquello que pertenece por convenciones al mismo grupo. 4. No existen dos seres humanos iguales. 5. Los parámetros de comparación sobre objetos diferentes deben atender a tres preguntas, cómo?, por qué? y para qué de dicho parámetro . 6. Las diferencias solo indican que los objetos que se comparan son diferentes. 7. De una descripción diferenciada nunca emerge un juicio de valor, éste último emerge de una usurpación provocada por el punto 1. 8. Existen diferencias entre sexo y género. 9. Los puntos 2, 4 y 8 se corroboran empíricamente al indagar sobre la psique humana. 10. El punto 3 es una premisa de la psicología que pocos entienden razón por la cual no comprenden a qué se refiere el punto 7.

En la sociedad en la que vivimos muchos problemas devienen de construcciones imaginarias erigidas en una base tan frágil que con una facilidad absurda puede llamarse estupidez colectiva, el machismo y el feminismo como formas de segregación son una de las tantas muestras en las que lo que se hace, se siente y se piensa debe estar en consonancia con un marco histórico de referencias que no se entienden, pero que se repiten sin mayor autocrítica dominando la perspectiva que tenemos para vernos a nosotros mismos y desde la cual vemos a los otros.

¿Qué es lo femenino, qué es lo masculino?, se ha hecho la pregunta?, podría contestarla?, tome su tiempo y respondala para usted mism@... Ya?...



Seguramente al contestarla notará que su respuesta contiene: gran cantidad de prejuicios, prácticas únicamente referentes al hombre y otras a la mujer, características suyas que busca en su grupo de pares para sentirse identificad@ y características imaginarias que proyecta en el/la otr@ para sentirse diferente. El siguiente vídeo puede darle una imagen más clara de a qué me refiero.



Seguramente habrá pensado que las diferencias entre lo femenino y lo masculino devienen del cuerpo, y me gustaría pensar que entiende que el cuerpo es más que un conjunto de rasgos antropomórficos, que cuando hablamos del cuerpo estamos hablando de un genotipo y fenotipo sumamente complejo sobre el cual aún no podemos emitir conclusiones diferenciales en términos de la expresión del género.

 No quiero decir que el cuerpo no sea un argumento de la masculinidad o de la feminidad, lo es, pero lo que no es un argumento, es que las características morfológicas de éste definan la masculinidad o la feminidad, esas son construcciones sociales que alivian el imaginario de "soy lo que parezco" evitando con ésto una angustia de correlación de identidad. El cuerpo no se agota en la forma, lo que hace el cuerpo lo que es es fascinante, su biología, su dinámica intrínseca, su estilo para soportar la vida, la manera en la que responde a su ambiente y a sí mismo, y claro está el cómo funciona cerebralmente es asombroso. En este último sentido las diferencias entre el varón (XY) y la mujer (XX) aun están en estudio, no hay conclusiones definitivas en este aspecto -científicamente hablando- pero las hay política,  social y moralmente razón por la cual lo masculino y lo femenino degeneran en prácticas (en éstos tres aspectos) discriminatorias que, según la perspectiva dominante, son exclusivas de uno o de otra.

Las masculinidades y feminidades son en nuestra época algo sumamente complejo, nuestra herencia genética tiene un peso muy importante, las construcciones sociales dirigen los sentidos sobre los cuales expresamos lo que entendemos sobre ello, al mismo tiempo que psicológicamente mediamos entre nuestra herencia biológica e histórica intentando en el mejor de los casos tomar parte activa en nuestra identificación con lo femenino o masculino. Esta identificación ya no es tan simple como lo era en el pleistoceno teniendo en cuenta la agresividad del ambiente y el escaso desarrollo social de la época, nuestros antepasados evolucionaron sobre la base de la supervivencia, en la que tu adaptación y desarrollo de habilidades que partían de tu fenotipo eran cruciales para evitar la extinción de la especie, pero nosotros... ¿sobre que base estamos evolucionando?.



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