miércoles, 9 de noviembre de 2011

Me hago responsable por lo que escribo, no por lo que usted entienda.

Si escribo que tengo ganas de comer chocolate, es porque es de eso LITERALMENTE de lo que tengo ganas; de comer chocolate, no de darte un chocolate y besar tus labios, no de sentir la febril sensación del azúcar en mi cuerpo y recordar lo dulce que eras, NO!. Quiero chocolate cuál es el maldito problema con entender las cosas tal como las escribo?.

Estoy puteado, sí, me molesta de sobremanera que las personas se las den de psicoanalistas intentando descifrar los mensajes ocultos de las cosas que escribo. De manera que les voy a desglosar lo más sencillamente que pueda la razón por la cual, cada vez que alguien intenta "descifrar" un código escondido en mi lenguaje escrito queda como un perfecto imbécil.

Literalidad: 

En primer lugar, en lo que a la escritura refiere, soy una persona muy literal, significa que si digo "si" es si, no es un tal vez, ni un depronto, ni un puede ser, es SI!. De la misma manera que si digo "no" es no, no es un si enmascarado, no es un "esfuérzate más" camuflado, no es un "dame razones para decir que si" no, es NO!. Creo que no puedo ser más claro al respecto, cuando me refiero a que soy literal cuando escribo, me refiero a que el significado de la palabra se corresponde con el sentido con el que la emito, si estoy hablando con usted (en un chat o red social) sobre cualquier cosa, no le busque peros a lo que escribo, me refiero justamente a lo que digo, ni más ni menos, si usted se imagina que quiero decir algo más, no me hago responsable por ello, son sus conclusiones no las mías.


Contextos:

En segundo lugar, en lo que a la escritura se refiere, la considero un instrumento relativamente poco desarrollado para la transmisión de mensajes mucho más elaborados que desborden los significados tácitos y explícitos de la palabra. Si usted coge un diccionario y busca palabra por palabra lo que llevo escrito hasta ahora, encontrará que algunas de las palabras utilizadas puede tener diferentes significados, sin embargo el contexto en el que se circunscriben orientan el significado por el cual se opta. Dicho esto debe tenerse en cuenta un segundo nivel de contextualidad; siendo el primero el contexto del orden de las palabras y la articulación de las mismas en frases y de estas en enunciados, y, siendo el segundo el ambiente en el que se lee, aquí debe diferenciarse de un ambiente unidireccional a un ambiente reciproco y dinámico.

Los ambientes unidireccionales de lectura se refieren a los escritos en donde el lector solo puede acceder al sentido de lo leído LEYENDO!, es decir, no puede hacer preguntas al autor, no puede interpelar un argumento y encontrar respuesta EN LAS MISMAS PALABRAS DE LAS QUE EMERGIÓ LA INTERPELACIÓN; (si cree que puede hacer esto lo felicito, su capacidad para hablar con usted mismo es más potente de lo que incluso usted mismo cree). Estos ambientes unidireccionales sin embargo tienen la facultad de permitir un desglose mayor en cuanto a lo que se refiere a la idea de la que se trata el escrito. Los libros, artículos, bloggs, correos electrónicos o notas al detalle son ejemplos de ambientes unidireccionales de escritura.

Los ambientes recíprocos y dinámicos de lectura se refieren a los escritos donde el lector no solo puede acceder al sentido de lo leído leyendo sino también PARTICIPANDO por medio de su escritura en un dialogo con los significantes del otro, y una hermenéutica de los significados. Es decir, el dialogo que se sostiene se basa en la literalidad del SIGNIFICANTE y el flujo de SIGNIFICADOS que se construye sobre los primeros; (si cree que las cosas que lee de otra persona significan lo que usted QUIERE que signifiquen, lo felicito está cada vez más cercano a un episodio psicótico, y su masturbación mental necesita un descanso). Estos ambientes dinámicos sin embargo potencian la necesidad de claridad del uso de la palabra, y si uno de los que interviene en el dialogo evita por intención o incompetencia esta claridad la consecuencia es obvia. Si usted se imagina que mis palabras en cualquiera de estos contextos se refieren a usted sin que yo lo haya mencionado, es problema suyo, esa es una conclusión suya, no mía.


El lugar del sentido:


En tercer lugar, el lugar del sentido de mis palabras escritas recoge los dos primeros puntos aquí tratados, tanto mi literalidad en la escritura como los contextos en los que las escribo otorgan ese sentido en el que dialogamos (si alguna vez me ha leído). De esta manera el lugar del sentido está correlacionado con una intención clara de comunicar algo, un lugar para hacerlo, una forma de intentarlo y un sentido que articule los anteriores. Así el sentido de mis palabras escritas emerge, se socializa, se confunde o se entiende por muchas personas; muchas de ellas por una constante maña a interpretar y confundir su intelección con mi intención y sentido evitan el rasgo más fascinante de inteligencia humana, la pregunta. Si no entiende algo, solo tiene que hacer una cosa, PREGUNTE vida hijueputa!. Esa es la única manera de respetar a otra persona cuando se la está leyendo, preguntando si lo que se ha entendido es o no correcto, de otra manera su usurpación sobre lo que otra persona escribe es una muestra morbosa y pecaminosa de demostrar que su estupidez está por encima de su sentido común. Si usted se imagina que mis palabras tienen un sentido sobre el cual no he escrito palabra alguna, nuevamente es problema suyo, sus conclusiones, su pensamiento, su interpretación y su imbecilidad, no me tache a mí de idiota.


Pues bien, es así como me hago responsable por lo que escribo, y no por lo que usted entienda de lo que escribo. Me hago responsable de los sentidos de mis palabras, de mi literalidad, y mis intenciones claras, me hago responsable de lo que quiero decir no de lo que de ello se entiende. Así es como escribo y aquí entre nos es así como leo.

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