miércoles, 28 de marzo de 2012

Objetividad.

Las personas suelen interpretar el contexto en el que se encuentran gracias a lo que creen que les dice. Sin embargo la subjetividad no es suficiente para acaparar el sentido de lo que ocurre fuera de nosotros, ni siquiera  con nosotros mismos.

La objetividad no es una cuestión absoluta, eso es claro, tampoco es una manera de relacionarse y mucho menos una capacidad de la mente humana. La objetividad se presenta entonces como el estado de las cosas: las cosas por su nombre y en su propia dimensión. Comprender que las cosas son y pueden ser o dejar de ser, con o sin nosotros es lo que da la objetividad. Si bien es cierto que cualquier tipo de contacto con la cosa altera de por sí la visión que de ella tenemos, eso no significa que su esencia cambie, esa es una ilusión propia.

Ahora bien... -un momento, me voy a fumar un cigarrillo... miento, tengo que salir a comprar. Maldita sea!-...

Bueno ahora si. El lenguaje en esto de la objetividad es una muestra clara de que existe; es decir, al mostrarse tan inacabado y al mismo tiempo ser capaz de darnos las herramientas para interiorizar el mundo, nos dice que hay algo más que el lenguaje no es capaz de darnos y es el sentido mismo de los objetos o situaciones que nombramos.

Para no ir muy lejos, el arte es el mejor ejemplo de objetividad. Si bien es cierto que surge de una poderosa manifestación de la subjetividad al desprenderse del sujeto que la ha creado tiene por sí misma un sentido y realidad ahora ajena a esa subjetividad instituyente. La estética que encarna es ahora un andamiaje para la emergencia de otras subjetividades, sin embargo, y cuando lo vemos en la práctica, no todo es un arte, razón por la cual no de todas las cosas podemos crear un sentido.

De otro lado, el comportamiento humano en el sentido más amplio de la palabra y gracias a las relaciones y vínculos sociales si permite crear sentidos. Pero no por ello estos sentidos son parte del comportamiento. Al respecto el psicoanálisis ha hecho mucho énfasis y pese a ello se cree erróneamente que su práctica está dirigida a la interpretación del comportamiento humano, cuando su directriz no es otra que la interpretación del sentido que ha creado aquel que se comporta. Para ello, despojarse de la subjetividad propia y encarnar una subjetividad en construcción permite acceder a aquello que se centra en comportamiento y el sentido del mismo, más que lo inconsciente, lo imaginario.

Pero ésta entrada no trata de la posibilidad de ser o no objetivo, mucho menos de qué o cuales cosas permiten la objetividad, tampoco de la naturaleza de ésta; ésta entrada como tal, carece de sentido y por ello es objetivable, o no?


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