miércoles, 3 de agosto de 2011

Ya no tengo miedo.

Esta entrada no sé por donde comenzarla. Tengo muchas cosas en la cabeza, y pretendo organizarlas mientras escribo, me tomo mi cerveza nocturna, escucho música, leo noticias, un articulo científico, juego en facebook, y chateo. No le he puesto título a la entrada, no se con claridad sobre que escribirla, pero siento una necesidad de descargarme del flujo de información que tengo en la cabeza así que sencillamente comenzare.


Pues no es una canción para un amor traumático! es como cuando te sientes saturado por todo lo que ves, por todo lo que haces o dejas de hacer, por tanto pensamiento útil que no pones en practica. Es sencillo. Pensar en todo lo que quieren de nosotros, simplemente la perfección, el deseo ajeno en nosotros. Ah! estúpida sociedad cuando entenderás que el deseo no esta afuera!! vive dentro de cada quien, buscarlo o perseguirlo fuera es una guevonada, y cada vez que nos apretujan para dar más de nosotros mismos para satisfacer a otros terminamos por borrar lo que somos, por difuminarnos, por ser iguales en la diferencia. Cuando esto ocurre dejamos de ser parte funcional de la sociedad, de nuestra familia, de nuestros amigos y seres amados, nos alejamos de todo aquello que nos hizo ser auténticos y caemos en la más putrefacta de las necesidades humanas.... sí esa.

La solución a este paradigma de la complacencia es bastante sencilla, humilde, y por sobre todo humana, pero en esta entrada no tocare dicha solución aun, la idea que me ronda es más solemne. Es como la letra de la canción anterior, sencillamente un decir.


Y si nos cantamos esta canción a nosotros? todos hemos cometido errores, cagadas, fallos épicos y fatalidades, contra nosotros mismos, contra la sociedad, contra cualquiera que tenemos al lado. Soy de los que piensa que una vida sin errores no merece ser vivida, pero una vida en la que no aprendemos a corregirnos cuando evidenciamos el error es una vida que tal vez merezca ser arrebatada. Las críticas son cosa sencilla de emitir, cualquier pendejo puede criticar y llegar con una facilidad abismal a lo que llamo el critiquismo; que es esa hijueputa quejadera en la que constantemente vivimos! y lo que más me cabrea es que es esa quejadera que parte de la nada, no se critica por que se este haciendo algo para evitar el motivo de la queja, se critica por que si.


Y para el critiquismo también hay solución. Igual de sencilla, humilde y humana que para la complacencia. Pero ese tampoco es el foco de la entrada, así que después llegare a ello.



(Ojala el cambio de genero no les atrofie la entendedera, y si es así pues paila)

Esta es esa canción que suelo soñar la sociedad nos canta cada vez que nos estrellamos con la cruda verdad. Todos somos la sociedad en sí misma, pero cada uno de nosotros subjetivamente jamás conseguirá tal cualidad. Es así como la sociedad nos abofetea, con una sutileza digna de una limpiada de culo con seda. La sociedad nos quiere con ella, no para ella. Son algunos pelafustanes los que nos quieren en función de la sociedad, de las mascaras que le han colocado, de ese asqueroso apellido que le marcaron con hierro al rojo vivo "comercialización".

Y aun así existe una cura para esta comercialización, igual de sencilla, humilde y humana como las dos anteriores, que se cae del árbol de la arrogancia por que pesa demasiado. Pero eso es algo que tampoco trataré aquí.


Qué? muy crudo? demasiado real? le da miedo? algo bizarro? va contra los estándares de moralidad? si la respuesta es si, con el respeto que me merece: mojigat@ hijueputa! por sus prejuicios es que la letra de este trailer tiene sentido. Cuanto tiempo nos tomará entender que somos lo que decidimos ser? que hay más formas de ver el mundo que a blanco, negro y sepia? que la educación no es una cuestión de asimilación de conocimiento sino de formación de perspectiva?. Por que le guste o no, los prejuicios son constructos y representaciones que se forman en la educación.

Pero para el mal de los prejuicios también existe una cura, tan humana, sencilla, y humilde como las anteriores, Pero no es momento de tratarla en lo que llevo escrito.


Me inclino por pensar que aquellos que dicen gustar de la música, son capaces de escucharla de tipo y aun así encontrar ese sentido al que los melomanos llaman "la nota". Si no entendió como el anterior vídeo va articulado a la entrada, seguramente es de los que no escucha otro tipo de música diferente a la que a usted le gusta. O no está prestando atención. De modo que deje así.

Si llego hasta aquí, termine de leer no sea perezos@. Debo corregirme de lo que he dado a entender anterior mente. No son curas diferentes  las que se presentan ante las diferentes calamidades domesticas que he mencionado. De hecho es solo una. Una que nos inculcan desde pequeños, con la que nos corrigen constantemente, con la que nos hacen ver que la otra persona también tiene derechos, con la que nos muestran como valorar a una persona, con la que estamos tan naturalizados que olvidamos que debemos practicarla con sinceridad y no por obligación cultural.

Esa cura que se encuentra en la base de todo y que cuando la maquillamos parece que tuviera tetas de silicona, esa cura que en ocasiones transmuta y se degenera en las leyes que no la contemplan como un sentido igualitario.

El respeto siempre es opcional.

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