lunes, 21 de abril de 2014

Separando al personaje de la persona.

Pasada la semana de pasión me permito compartirles un pensamiento que me rondo durante ése tiempo y que tal vez no tiene nada que ver con lo que se supone debería haber pensado en esos días de profunda conexión espiritual. Esta entrada será más bien corta comparada con lo que acostumbro escribir aquí, así que mejor comienzo de una vez.

La sexualidad y el sexo tienen la capacidad de movilizar la identificación y abrazar la identidad de una forma que solo puedo pensar como algo iconográfico, no en tanto la descripción de la sexualidad o del sexo sino como una provocación a su sentido, a lo imaginario y lo simbólico que escapa a una trillada metáfora lingüística que sufre porque la palabra es incapaz de contenerla. Esta iconografía, esta provocación del otro que se pone en escena en la identificación y en la identidad es a través de la cual nos erigimos como sujetos sociales -pues es por el otro que hemos sido producidos- y es, en el devenir intersubjetivo que coqueteamos con términos como el de individualidad y colectividad, para entregarnos a la duda de, si tales nociones son capaces de sostenernos como sujetos.

Se dice académicamente que la identidad puede construirse a través de narrativas alternas y gracias al poder performativo del lenguaje, y sin embargo la cotidianidad nos recuerda mediante pequeñas muestras lo extremadamente difícil que es cambiar una serie de características que, por su obstinada tendencia a repetirse, se convierte en lo más parecido a una esencia, sin querer decir con esto que lo sea. En este sentido hay dos poderosas fuentes que exhiben la tendencia mencionada: la pornografía y la política. La primera es un tema que me apasiona, entre otras porque es centro de una disyuntiva muy característica de nuestra época y que tiene todo que ver con los procesos de identificación, pues al tiempo que es una industria que mueve cientos de millones de dolares al año (incluyéndola legal y legítimamente en la estructura de producción de sentidos, ya que no existe una sola fuente que no haga parte del aparato económico) siendo un prospero negocio también la asocia a un sin fin de representaciones sociales tanto buenas como malas (digo buenas en aras de no sonar prejuicioso pero...), esta disyuntiva es la de situarse como un discurso desde el cual se lee a la sociedad objetivamente, entendiendo que cada uno de sus sujetos es una pequeña sociedad dada su marcada co-dependendencia con los otros. La pornografía comparte con la política características de un discurso capaz identificar al sujeto no solo en lo que se refiere a lo que compartimos con el otro sino también a lo que nos causa cierta animadversión de él. Esta segunda parte de la identificación es por mucho la más interesante de las dos formas por las que las personas le damos posición a nuestro yo y nos situamos para expresarnos en nombre propio. Así tanto política como pornografía producen en quienes la ejercen los sujetos sociales tal vez más cargados de imaginarios instituidos e instituyentes de toda la sociedad.

Les dejo éste video que considero contiene precisamente esto de lo que estamos hablando, siéntase libre de proyectarse.
¿Cómo pasaría usted 24 horas con una estrella porno? ¿algo que comparta o no comparta de lo que se muestra en el video? ¿considera usted que el trabajo que hace alguien lo define como ser humano? ¿si le pido que describa los discursos que encuentra en el video y me cuente que es lo que más le molesta lo haría? ¿cuantos temas relacionados con los vínculos y las relaciones humanas puede contar en el video?.

Pasemos ahora a otro vídeo   https://www.youtube.com/watch?v=PEgvANWNqVw ya que no fui capaz de indexarlo como el otro les dejo el enlace con la esperanza de que lo vean, ya que trata también del tema en cuestión y que como verán, es parte de esos videos que tienen la facilidad de cuestionar ¿cómo es posible que en una era multimedia, visual e icónica las personas aun tengan un sentido de representación tan pobre?.

De todo aquello con lo que tenemos contacto nuestra orientación hacia lo que de ello extraemos nos dice más de nosotros mismos que las conclusiones a las que llegamos, por mi parte considero que tanto de la política como de la pornografía puede edificarse una noción de lo que es la pasión, y en lo personal me gusta la idea de que la pasión es algo más que un aditivo con el que se hacen las cosas y es más bien un punto de partida.

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