martes, 18 de septiembre de 2012

Relaciones tormentosas.

Cuando uno escucha o lee la frase "relación tormentosa", normalmente entiende a que se refiere, por experiencia propia, por que le ha pasado a algún amigo o por que le han contado. Naturalmente no voy a escribirles sobre mis relaciones tormentosas, ni las de mis amigos, digamos más bien que por ser éste el mes del amor y la amistad merece por que no una reflexión si es que se le puede decir así a esto.

Lucy no voy a tener en cuenta tus sugerencias para las entradas del blog! ajajajajajajajajaja

Seguramente si es un lector atento entenderá la entrada, aunque haya términos que no entienda.

Toda relación tormentosa tiene una dinámica asimétrica. Toda relación tormentosa es incapaz de situarse entre lo simbólico y lo imaginario. Toda relación tormentosa se basa en la posesión. Y, toda relación tormentosa exige dos sujetos tormentosos, ah sí, que dijo, que la relación tormentosa es cosa de uno solo? por algo se llama relación. En efecto las relaciones tormentosas devienen de un funcionamiento atormentado de los sujetos en cuestión, es decir, que estos sujetos ya no bastan a sí mismos para atormentarse y exigen de un otro; no se trata entonces únicamente de atormentar a alguien más, el Yo también hace parte de ésta dinámica, y solo un Yo de similares características tiene la fuerza para atraer a otro atormentado Yo. Aquí naturalmente la diferencia con las relaciones "normales" (si es que tal cosa existe) radica en la exigencia de la similitud y no de la complementariedad o la falta; verán, las personas que gustan de personas demasiado parecidas a ellas no buscan otra cosa que alimentar su Ego, aquí no hay en la mayoría de los casos una forma de negociar la renuncia que supone el amor, por que no hay nada a que renunciar más que a sí mismos a travez de un otro. (En este punto y hora cuando se pierden es que dejan de leer las entradas cierto!). Pues, finalmente, en una relación, no somos otra cosa que aquello que hacemos para cambiar lo que somos, basados en la ilusión de que tal acto de amor puede satisfacer a nuestra pareja.

Por su parte, la asimetría en la relación deriva de la disyuntiva en la que se ubica el otro-ser amado, como falo, como síntoma o como objeto, cabe aclarar que estas disyuntivas son propias de toda relación, con sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus amigos y enemigos. Quiero decir con ésto que la posición que se le otorga al otro en la relación, hace parte de cómo el Yo lidia con sí mismo y debe encontrar en el otro Yo, la capacidad para sostener la posición de objeto, falo o síntoma asignado y créalo o no, esto es algo que usted y yo hacemos con todos con quienes tenemos algún tipo de vínculo. En las relaciones tormentosas curiosamente la posición que toma el otro es igual para ambos: si para la chica usted es un falo ella también lo es para usted, cosa que no ocurre en las relaciones "normales" o mejor dicho comunes. 

La asimetría como tal, radica entonces en los elementos que como sujetos son puestos como masoquistas y dominantes en determinada posición, aquí si hay un desbalance, no hay una ida y vuelta de éstos elementos, sentimientos, actos, significados, significantes, fantasmas o semblantes (si me entiende?) simplemente hay una descarga de éstos hacia el otro, no hay preciprocidad para éstos elementos y esta ausencia establece un fantasma, con él un deseo real y con éste la formación de un espejo capaz de reflejar un Yo ideal, que como sabemos desde Lacan, es algo completamente inútil. En nuestras relaciones la asimetría o simetría de la misma no es buena ni mala, es simplemente la forma que tenemos de mostrar nuestra ausencia, nuestra falta, nuestro deseo y nuestra renuncia, con la condición de mantener para nosotros la integridad de nuestra identidad.

El amor no tiene nada que ver con lo real, el amor se ubica en lo simbólico y lo imaginario, en esa unión dónde interpretamos los afectos y desde la cual nos erguimos como sujeto de deseo para un otro. Ahí en ese lugar donde usted y yo decimos amar, las relaciones tormentosas nunca van a poder pararse, pues siempre tendrán un pie en lo real: lo simbólico aparecerá para sostener la ilusión del vinculo y lo imaginario para crear esa sensación falsa de eliminación de la indiferencia. Como sabemos, el amor contra lo único que pelea es contra la indiferencia, así curiosamente también lo hace el odio; la indiferencia entonces encierra ese reconocimiento que deseamos del otro. Las relaciones tormentosas al ser incapaces de crear, de construir un nosotros sin perder de vista el Yo y el Tú, siempre estarán en el conflicto por que al intentar abarcar ese tú y yo nunca tendrán la fuerza para sostener ese falso nosotros que supone la imposición de una única iniciativa; lo que construye, lo que le da vida a ese nosotros es la capacidad de proponer del Yo, del tú, eso es lo que nos hace ser nosotros, no tú, no Yo, N O S O T R O S.

Por último, para no joderles más la vida si es que no se han dormido ya o cerrado la página, nos encontramos con la posesión como base de la relación (no comencé por aquí por que el carretazo hubiese sido más largo y mamón) la posesión en las relaciones tormentosas es más maleable de lo que se piensa, y por ello tiene muchas formas: en las posiciones de falo, síntoma u objeto del ser amado hay una posesión implícita, bien sea de poder, de angustia o de fantasma. La posesión no es solo un "Yo tengo" es también un "Yo uso". Puede que les suene feo pero usted y yo usamos a las personas, toda persona es para otra un por qué, un para qué y un cómo, es decir, un sentido, un uso y un método, no se asuste esto no es algo malo o bueno, esto simplemente es. La posesión entonces es ese para qué, y ese para qué es la base de todo tormento, de toda crisis, de todo problema en TODAS las relaciones, ese para qué es lo que hace a las relaciones humanas algo tan fascinante.

Las relaciones tormentosas nos rodean, o conocemos a alguien en éstas, o nosotros somo ese alguien que algún otro conoce.